La Asamblea Nacional de Cataluña (ANC) es, según su página web, "una organización de base transversal y unitaria que tiene como objetivo la independencia de la nación catalana por métodos democráticos y pacíficos". En su presentación digital al público alardea de haber organizado las dos manifestaciones más multitudinarias de la historia de los Países Catalanes y de las mayores de Europa: el 11 de septiembre de 2012, bajo el lema "Cataluña, nuevo Estado de Europa", y en la misma fecha de 2013, con la consigna "Vía catalana hacia la independencia". Su potente capacidad de convocatoria ha hecho que los partidos nacionalistas traten a esta organización con arrobada deferencia. Al frente de la ANC hay sobre todo personas vinculadas a Esquerra Republicana.

Pues bien: la ANC ha publicado una minuciosa y pormenorizada propuesta de "Hoja de ruta 2014-2015. Ponencia" de 16 páginas, perfectamente accesible en Internet, que recuerda aquella conocida teoría del golpe de Estado de Curzio Malaparte porque describe con minuciosidad la estrategia para dar una auténtica cuartelada contra la democracia representativa.

El documento describe varios escenarios, con las consiguientes estrategias de respuesta por parte de la ANC. Si finalmente no hubiera referéndum, la Asamblea exige "elecciones plebiscitarias", una entelequia sin sentido puesto que un plebiscito tiene poco que ver con la formación de un parlamento. Pero, además, postula una declaración unilateral de independencia, con fecha determinada, que iría seguida de "actos de ejercicio de soberanía" que "hagan visible un funcionamiento ordinario plenamente independiente, soberano" y que consistirían en la toma del "control efectivo del país": puertos, aeropuertos y otras instalaciones estratégicas. Para que se vea el tono inflamado del documento, he aquí una muestra expresiva: "Todas las estructuras de la ANC han de estar perfectamente preparadas para actuar adecuadamente en esta etapa que puede ser relativamente larga y dura. El proyecto ´De la desobediencia a la soberanía´ es el instrumento a partir del cual la Asamblea está preparando esta etapa decisiva del proceso. Por el carácter que puede tener esta etapa, parece adecuado que este proyecto se trabaje con la máxima confidencialidad". Además, la estrategia contempla la sucesiva formación de hasta ocho instituciones designadas por el procedimiento asambleario.

Es, en definitiva, inaceptable que una organización social espontánea, que no ha pasado por las urnas, trate de imponer sus estrategias a las instituciones democráticas catalanas, con la Generalitat y el Parlament al frente. Pero, además, conviene señalar que estas recomendaciones sencillamente ilegales para provocar una ruptura, derrocar el sistema democrático establecido e instaurar descontroladamente otro statu quo improvisado están muy cerca de la sedición, y se adentran por tanto en el ámbito del código penal.

Lo incomprensible es que las voces del nacionalismo democrático no hayan desautorizado precipitadamente este panfleto golpista, que en el resto del Estado ha sido condenado con dureza y sin contemplaciones por el conjunto del sistema político y mediático. Desde el ABC a El País, los comentarios editoriales han sido contundentes y rotundos. En cambio, CiU sólo ha lanzado un tímido comentario a cargo del europarlamentario Tremosas en el sentido de que el liderazgo del "proceso" soberanista corresponde a la Generalitat.

Deben saber los nacionalistas extremados que alientan la declaración unilateral de independencia, basados en tácticas seudorrevolucionarias o en anacrónicas estrategias asamblearias, que la democracia política, además de poseer la plena legitimidad, dispone de los medios para contener expansiones ilegales e ilegítimas como las que trama la ANC. Que, por otra parte, tampoco encontrará el apoyo de esta mayoría social catalana que, sintiéndose a la vez catalana y española, busca siempre el cauce de la moderación para gestionar sus aspiraciones.