o sé si en la Valencia asediada por los almorávides de Ben Yusuf, se encontraba un antepasado de Joan Fuster „inventor del término "Països Catalans" a finales de los 60„ o si había también algún aventurero germano en busca de no sabemos qué. Lo que sí sabemos es que estaba el Cid y que murió de un flechazo certero de un arquero almorávide, y que sus nobles y aliados „entre los que también había musulmanes„ sacaron el cadáver a caballo frente a sus tropas y, al verlo, las huestes de Ben Yusuf sintieron miedo, creyendo que estaba vivo. El miedo ante lo que sólo era una maniobra de propaganda, les hizo perder la batalla y acabaron levantando el asedio y huyendo a todo trapo. Es la primera noticia datada „incluso cantada en octosílabos dobles ú octonarios„ del uso de la mentira como propaganda política. De ahí que diga que tal vez hubiera algún antepasado de Joan Fuster „por el revisionismo histórico y cultural del nacionalismo„ o algún aventurero germano „por las consignas de Goebbels, ya saben, una mentira repetida cien veces acaba siendo una verdad„.

Pero dejemos el Medioevo „que ya volveremos a él„ y vayamos a lo contemporáneo. El levantamiento contra la República española y la posterior guerra civil provocó que se instauraran, intencionadamente o no, algunos errores conceptuales en nuestra sociedad. Sólo citaré un par de ellos. Uno es que ser republicano equivalía a ser de izquierdas. En la España de los años treinta ser republicano, en la mayoría de casos, era ser demócrata y con atisbos de mentalidad burguesa: ser partidario de la República no implicaba, necesariamente, ser de izquierdas. Incluso un partido como Izquierda Republicana „hablo del partido de Azaña„ era un partido de convicciones burguesas y nadie que haya leído a Azaña dirá que era un señor de izquierdas. No lo dirá ahora, pero mucho menos lo habría dicho en los años 30 en comparación con los políticos socialistas o comunistas. Ya no hablemos de no haber existido la guerra civil. Pero al existir y ganarla los enemigos de la República, se englobó el término republicano en el saco de "los rojos" y de ahí el equívoco asociativo.

Otro de esos errores „fomentado con habilidad por el catalanismo más revisionista„ es que la Guerra Civil española fue una guerra contra Catalunya y que ser catalán implicaba ser independentista. Pasando de puntillas por muchas cosas que desmienten ese falso apotegma. Por ejemplo todo el dinero catalán que Cambó recogió desde París para entregar a Franco. O la ingente propaganda a favor de los sublevados que el mismo Cambó expandió por Europa „de gran calidad y controlada por un mallorquín, el intelectual Joan Estelrich, que antes había dirigido la maravillosa Fundació Bernat Metge„. Y si cito a Cambó es por su carácter de paradigma y porque se le mire por donde se le mire, no fue un hombre sospechoso ni de españolismo, ni de anticatalanismo.

Imagino que de la fusión de ambos errores nace la orientación ideológica que se ha querido dar al poeta Bartomeu Rosselló-Pòrcel en distintos actos que celebraban el centenario de su nacimiento. Poco más que una bandera del catalanismo independentista y poco menos que un modelo de la izquierda „cuando su nebuloso comunismo inicial (que acabó periclitando) no se refleja en su obra„ ha sido su retrato identificatorio. Lo que me parece una distorsión del personaje, herencia del uso del cadáver del Cid frente al Ben Yusuf de turno (y cada uno tiene los suyos). Lo he escrito muchas veces: descubrí la poesía de Rosselló-Pòrcel a los dieciséis años y desde entonces no me he separado de ella: amarla es el verbo exacto y siempre he de agradecer a Maria del Mar Bonet que luego la musicara (aún hoy, algunas mañanas de verano, escucho su Inici de campana al despertar). Pero vuelvo al original. Considero Imitació del foc el mejor libro de poesía escrito nunca por un mallorquín del siglo XX, el poema Auca el más iluminado, crítico y definitorio de nuestra cultura, y el poema A Mallorca durant la Guerra Civil, el más sentido, verdadero y luminoso „que no es lo mismo que iluminado„ de la época y para la época, sin citar en un solo verso, la guerra. Un poema equiparable a los profundos poemas de las trincheras de la I Guerra Mundial, que hablan de sentimientos humanos sin caer en el belicismo. Y nunca habría escrito yo de la misma forma Quartet „mi único poemario en catalán hasta hoy„ de no haber sentido lo que siento por la poesía de Rosselló-Pòrcel. Creo que éste es el mejor homenaje de un poeta a otro. Pero luego está la verdad y sin verdad no hay poesía que se sostenga.

Bartomeu Rosselló-Pòrcel murió muy joven y no sé qué diría al verse convertido en bandera. No lo sé yo y no lo sabe nadie. Lo que sí sabemos es que, sintiéndose de izquierdas, formó parte de la corriente intelectual que rechazaba el compromiso político en el arte y la literatura. Lo que sí sabemos „y eso sí está en su obra„ es que fue discípulo de la Generación del 27; admirador de Quevedo, de Guillén y de Jiménez Fraud; nexo entre la literatura en catalán y en castellano; hombre de la Residencia de Estudiantes; heredero de la Institución Libre de Enseñanza; seguidor tanto de Ortega como de Valéry; intelectual convencido del papel de Catalunya como parte integrante de España... Rosselló-Pòrcel no era separatista „como se decía en su época„, ni independentista „como se dijo después„, ni secesionista „como se dice desde hace poco„. Por tanto no sé de dónde sale tan falsificado carnet político convertido en combativa pancarta actual. Pero que hable él. Que hable el muerto y se espante el fantasma de Ben Yusuf. Transcribo, pues, como un espiritista, un par de fragmentos de una carta de Rosselló-Pòrcel a Julián Marías en plena guerra civil: o sea, cuando más maduro, vital e intelectualmente, fue. A partir de aquí hablamos de lo que quieran, mientras sea civilizadamente: "Los que tenemos por estos climas el honor de recibir cartas de Madrid no sabemos cómo pagarlo. Parece que cae sobre nosotros un reflejo de vuestro martirio ilustre que nos ennoblece delante de la gente que pueda ver el heroico matasellos: Madrid. Nada menos [€] Si cualquier madrileño cuenta con mi admiración, yo, con mi curso en Madrid, (se refiere al curso de la Residencia de Estudiantes con el que hizo el viaje mediterráneo y donde conoció a Marías) me siento algo avergonzado de no estar con vosotros. Veo con claridad que cada uno escoge en cada momento la ciudadanía que más le honra y yo, que he escondido la mía, la más honda, la insular, porque me avergüenza, empiezo a sentirme incómodo con la barcelonesa, mía por elección".

Sic transit gloria mundi.