El pasado pasa, pero nunca se va muy lejos». Puesto que el aglutinante de nuestra vida social es la imitación, ¿qué mejor que imitar el pasado disponible? Ni siquiera hace falta quererlo, basta dejarse llevar.A finales del franquismo la represión se aseguraba con tres cosas: el Tribunal de Orden Público, que llevaba a la gente a la cárcel; los camiones con agua a presión, que te tiraban al suelo, y las llamadas «multas de orden público», unas sanciones gubernativas fulminantes, de alto porte económico, que si no pagabas de inmediato también te llevaban a la cárcel. Hay algo de regreso estético a aquellos tiempos en el porte político del ministro del Interior, como si aquéllas imágenes fueran su imaginario, y, con un retoque aquí, otro allá de Photoshop retro, quisiera llevarnos a una foto antigua. Sin mala intención, desde luego, sólo por gusto nostálgico del blanco y negro.