Desde siempre nos quieren liar mediante las palabras. La clase política, claro, arrimando el ascua a su sardina. Pero ahora, cuando la crisis se extiende a todos los ámbitos y el sistema da muestras continuadas de desfallecimiento, es cuando todas las fuerzas en litigio extreman la manipulación del lenguaje. Es la demostración más evidente de la crisis. Cuando los discursos se vuelven incomprensibles „la indemnización en diferido„ nos revelan la farsa. Los actores pugnan patéticamente por mantener como sea una representación que el público abuchea. Veamos algunos ejemplos.

Felipe González, en entrevista en El País, afirma, en relación al proceso independentista en Cataluña que "no quiere atribuir la responsabilidad del conflicto al gobierno de Artur Mas, pues sólo habría reaccionado a la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) de 2010, anulando algunos artículos del Estatut. Fue la consecuencia de un recurso del PP, que incluyó esos mismos artículos, hoy vigentes, en el Estatut de la Comunidad Valenciana". Es decir, la culpa es del PP por recurrir el Estatut. O sea que el problema no era que el Estatuto fuera inconstitucional sino que alguien muy malo utilizara el derecho constitucional a recurrir contra lo que creía contrario a la Constitución. Lo que debería ser considerado como deber constitucional. La cuestión inmediatamente obligada sería entonces por qué esta defensa tan cerrada de la actual Constitución por parte de partidos que apoyan normas contrarias a la misma „de qué si no poner a caldo al recurrente antes y después de la sentencia„. De la incoherencia marxista „de Groucho„ del PP diciendo y haciendo cosas distintas en cada territorio no vale la pena extenderse. González culpa al PP porque no puede culpar al TC. Si así lo hiciera „el TC es una criatura manoseada por PSOE y PP„ se colocaría a sí mismo en la pira purificadora.

El Parlament de Balears ha aprobado con los únicos votos del PP que Balears no pertenece a los "Països catalans". Todo viene a cuento del TIL y de la resolución aprobada en el Parlament de Cataluña que manifestaba que las iniciativas aprobadas en Balears no se ajustaban a la Carta Europea de Lenguas Regionales ni a la Declaración Universal de Derechos Lingüísticos. Nel Martí (Més) habría manifestado que "negar la existencia de los Països catalans es tan absurdo como negar la existencia de los países iberoamericanos. Es asombroso, con la que está cayendo, que los parlamentos dediquen tanto esfuerzo a las cuestiones identitarias. Pero es obvio que la expresión "Països catalans" obedece a una formulación política pancatalanista, que, sin duda será del agrado de quienes participan de ella „en ese caso, por lo visto, de Més€y PSOE„ pero en ningún caso puede pretenderse que sea adoptada como propia por quienes difieren. No se entiende la alusión de Martí a la denominación de países iberoamericanos, pues tal denominación no incluye ni a Portugal ni a España „Països catalans incluye Cataluña„. La comparación sería plausible a los efectos que pretende Martí si existiera una denominación equiparable tal como "Países ibéricos", incluyendo a España y Portugal; o si nos limitamos a la lengua española o castellana, una como "Países españoles" o "Países castellanos". Como es evidente, no es el caso. La metonimia de España contra Cataluña en Barcelona es otro ejercicio de manipulación.

La UGT, por boca de Cándido Méndez, ha reaccionado a la salida a la luz pública de los escándalos de corrupción en Andalucía proclamando que hay una campaña de acoso y derribo contra el sindicato por parte de los grupos de prensa más a la derecha. Estremece la forma en que las personas que dirigen instituciones básicas de un sistema democrático pretenden tapar su podredumbre y mantener sus privilegios acusando a supuestos adversarios de campañas orquestadas. Tal como hacía el franquismo con la célebre conspiración judeo-masónica en contubernio con el comunismo internacional. Supongamos que, efectivamente, el diario que denunció los hechos quisiera dañar a la UGT. Es absolutamente irrelevante. En democracia se supone que los adversarios ideológicos no te van a hacer la vida fácil, hay que contar con ello. Entre otras cosas, eso es lo que diferencia un sistema democrático de una dictadura. También ha pasado con el llamado pseudosindicato Manos Limpias, pretendiendo descalificar su presencia como acusación particular en algunos casos de corrupción „caso Nóos y otros„ atribuyéndole la condición de organización de extrema derecha. Lo relevante no es quién acusa ni su posición en el espectro ideológico, sino si la acusación se fundamenta o no en la verdad. Y la verdad es la verdad, lo diga Agamenón o su porquero.

Pero quien se lleva la palma de enredar con el lenguaje es Mariano Rajoy: "Si alguien tenía una contabilidad B, sería de él". Es inmejorable. Recuerden. Bárcenas dimitió transitoriamente como tesorero del PP, hasta que hubiera demostrado su inocencia, el 28 de julio de 2009. En ese momento el PP emitió un comunicado en que dejaba claro su confianza en la inocencia del extesorero y manifestaba su reconocimiento a los más de 28 años de servicio al partido y de ser, durante todo este, tiempo un "ejemplo de profesionalidad". Después vino su dimisión como senador. En diciembre de 2012 el informe de la comisión rogatoria a Suiza. En Enero de 2013 la publicación de la contabilidad B del PP, calificada por el PP como fotocopias de unos papeles fabricados para la ocasión; y por Rajoy, como "cuatro papeles arrugados donde todo es falso menos alguna cosa". Todo, confirmado como cierto ante el juez Ruz que, en un auto, ve indicios claros de financiación ilegal del PP. Si aparece la contabilidad en B del PP, reconocida como tal por Bárcenas, evidentemente no es la A, pero ambas llevadas por el gerente y tesorero, ejemplo de profesionalidad, que durante 28 años ha llevado las cuentas del PP; es la contabilidad B del PP llevada por Bárcenas por encargo de la dirección del PP. No es la contabilidad personal del ciudadano empresario Bárcenas, "de él". Un trabalenguas más para confundir, como Yahvé la torre de Babel. Ya sabíamos que Rajoy no era de fiar, que mentía tanto como peroraba, pero que pretenda que el día sea noche, la virtud vicio, la mentira verdad, y que transijamos con tamaña desvergüenza, es un tormento insoportable. Supera a Tip y Coll en surrealismo pero, al contrario que aquellos humoristas, de gracia nada, produce espanto constatar en manos de quién estamos. Un solemne caradura.