Se proyecta con notable éxito la última película de Woody Allen, bajo el explícito título de Blue Cristine. La protagonista es una auténtica princesa, que ha disfrutado del dinero que le suministraba su apuesto marido sin preocuparse por su procedencia. Alta y rubia, con el atractivo de la madurez que no ha logrado marchitar todavía los atributos juveniles. Habitaba un palacete en la capital de la Costa Este, aunque debió sospechar que era el fruto de turbios negocios conyugales. Disfrutaba de las vacaciones en un chaletazo junto al mar, en la geografía veraniega más cotizada del país. Habituada al lujo y a la vida disipada, no advirtió que su esposo era un facineroso que la utilizaba como trophy wife. Se había volcado a decidir el cóctel, la ropa y el arreglo floral idóneos para agasajar a los parásitos de su círculo social. Vestía más marcas que un piloto de Fórmula 1.

Y sin embargo la princesa está triste, qué tendrá la princesa. Woody Allen hunde la sangre azul de Cristine en el blues de la depresión, porque los jueces y la agencia tributaria han desentrañado los delitos de su marido. Por si las traiciones conyugales del adúltero en serie no fueran suficientes, la princesa de cuento tiene que contemplar cómo su esposo es arrastrado por la autoridad a responder sobre sus crímenes en un juzgado de provincias. La justicia embarga la fortuna de la protagonista, que se desplaza llorosa desde el paraíso sobre el que reinó tan feliz a un territorio inhóspito donde es apenas una ilustre desconocida.

A raíz de los engaños y procesamientos de su esposo, Blue Cristine tiene que reunirse con una hermana que no sobresale por su inteligencia, ni por su habilidad en la selección de parejas sentimentales. La protagonista es tan desagradable que me impide conectar con la historia. Blue Cristine no muestra la menor empatía hacia las víctimas arruinadas por su esposo, empezando por su propia familia. Tampoco desea recuperar el dinero para devolverlo a sus legítimos dueños, sino para volver a vestir chanel. Los investigadores del escándalo ya han visto la película. Ambas.