o seas tonta, hija, ve a una tienda y regálate (sic) ´uno de raza´, date ese capricho"„, le replica la estirada con voz impostada, a la señora que acaba de encontrarse en el parque. La segunda está triste: se le ha muerto uno de sus perros, a los que ella considera miembros de su familia. Por eso, como ahora tiene sitio (acababa de explicarle a la primera), piensa adoptar otro en una perrera o refugio: porque todos sus perros han sido siempre adoptados, sin importarle raza, sexo o edad del animal.

Si usted se identifica plenamente con la primera o con la segunda de las anteriores interlocutoras, probablemente no le merezca la pena perder su tiempo leyendo este artículo. Aunque por motivos muy distintos: en el primer caso, porque seguramente será inútil; en el segundo, porque afortunadamente no hace falta. Pero si nunca se ha detenido a reflexionar en profundidad sobre lo que supone comprar perros (o gatos, para el caso es lo mismo) en lugar de adoptarlos, quizá sea interesante que lo haga, por las siguientes razones:

1º) Porque comprar perros (para uno mismo o para regalar), sobre todo en Navidad, contribuye al aumento del número de abandonos (cientos de miles cada año en nuestro país) al cabo de pocos meses, cuando el cachorrito se ha convertido en un animalejo más desgarbado, que orina, defeca, roe lo que pilla, y hace ruido. Piense que no todo el mundo está preparado para asumir la responsabilidad de tener un animal, educándole y administrándole los cuidados, atención y afecto que necesita. Y tampoco se puede obligar a nadie a aceptar (ni siquiera por compromiso) un animal que no desea.

2º) Porque comprar también contribuye a la superpoblación: a mayor demanda, mayor producción de cachorros para su venta. Sin embargo, mientras se compra (y aumenta dicha producción en criaderos, o por particulares que se lucran ilegalmente con ello) miles de animales languidecen y son sacrificados en perreras, o mueren atropellados (o de hambre y sed) al ser abandonados. Muchos, fruto de la previa compra compulsiva y/o regalo a quien no quería recibirlo o no se había parado a pensar en la responsabilidad que su tenencia suponía.

3º) Porque comprar ayuda a perpetuar esas auténticas "granjas" de perros. Explotaciones que, según un reciente estudio presentado por la organización FOUR PAWS International ante la Unión Europea, causan enorme sufrimiento a madres y cachorros. Concretamente para estos últimos supone largos transportes-calvario, empaquetados en contenedores y condiciones crueles: muchos mueren asfixiados durante el trayecto. En cuanto a las madres, éstas permanecen cautivas toda su vida. Encerradas en minúsculas y sucias jaulas en las que ni siquiera pueden ponerse en pie por falta de espacio. Pariendo camada tras camada, y sufriendo un deterioro prematuro a causa de los continuos embarazos (hasta tres por año). De hecho, según dicho estudio, cuando las perras han cumplido 4 ó 5 años de edad, y ya no sirven como "máquinas de parir", sus explotadores las ejecutan o las venden a laboratorios de experimentación. ¿Qué usted no lo sabía? Pues a esa realidad contribuye si compra cachorros (en la mayoría de ocasiones, con documentación falsificada que camufla su siniestro origen).

4º) Porque si, en lugar de comprar, usted decide adoptar un perro, le estará dando una oportunidad que nunca habría tenido de disfrutar de un hogar y una familia (usted será su familia y él se lo demostrará con creces); además de que comprobará como ese perro le muestra una lealtad y un amor tan sinceros que difícilmente podrá encontrar usted en más personas de las que pueda contar con los dedos de una mano en toda su vida.

5º) Porque edad o raza no son lo importante (sólo los humanos somos racistas). De hecho, los perros mestizos no sólo son muy inteligentes, sino en general más sanos, dado que la consanguinidad no favorece precisamente la salud. Pero, aún en el caso de que sea importante para usted, lamentablemente podrá encontrar perros de casi toda edad y raza esperando a ser adoptados en perreras y refugios a los que han llegado a causa del abandono o renuncia de sus anteriores dueños; unos abandonos que sumen a los animales en profunda tristeza al no comprender por qué, ni cómo, su pequeño mundo, su hogar, su familia, han desaparecido (y no pueden comprender que han sido abandonados, por la sencilla razón de que ellos nunca lo harían).

Ningún perro „y esto puede comprobarlo cualquier persona con un mínimo de inteligencia y sensibilidad que se pare un momento a mirarlo a los ojos„ puede ser considerado una simple propiedad con la que comerciar. Es un ser con sentimientos más profundos que los de muchos seres humanos.

Decía Kafka que "todo el conocimiento, la totalidad de las preguntas y respuestas, están en el perro". Creo que se quedó corto: también todos los sentimientos (me refiero a los "buenos sentimientos") están en el perro. Algo que nunca fue expresado con tanto acierto como cuando Lord Byron escribió el epitafio al suyo: "Aquí reposan los restos de un ser que fue bello sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad, y tuvo todas las virtudes del ser humano y ninguno de sus defectos". Esas sentidas palabras del poeta lo resumen perfectamente.

Los perros no son objetos. Ni mucho menos, objetos de regalo. Los perros son un regalo en sí mismos. Un maravilloso regalo de la Naturaleza. Sin ellos, las vidas de quienes hemos tenido la suerte de disfrutar de su compañía, lealtad, inteligencia y amor, serían infinitamente más vacías, terriblemente tristes. Por ello, no compren perros, por favor. Adóptenlos. Aunque sólo sea porque los verdaderos amigos no se compran.