Otro elemento sustancial se incorpora al debate educativo al que están sometido, particularmente en Balears, por igual, la comunidad docente y la sociedad en general. Con el TIL y la LOMCE en el candelero, llega ahora, como se esperaba, -es una evaluación periódica- el informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, que propugna la OCDE, más conocido por sus siglas, PISA, y que estos días ha estado en el candelero en este archipiélago con el pisotón que le ha dado la consellera Camps a cuentas de una inapropiada traducción automática.

Pero la verdad es que, por lo menos en cuanto a Balears, el informe PISA da para pocas bromas y escasas alegrías, por mucho que el Govern y algunas entidades de la órbita escolar se afanen en resaltar los avances. Es mérito y consuelo insuficiente progresar sin lograr abandonar el pelotón de cola. Eso es lo que ha pasado. El informe PISA pone nota a los conocimientos de los estudiantes de 15 años de los países de la OCDE y para ello se fija en aspectos considerados clave y reveladores como las matemáticas, la comprensión lectora y las ciencias.

Si comparamos los resultados que se conocen ahora con los del informe precedente, el de 2009, resulta que los escolares de Balears han conseguido avanzar 22 puntos en estas materias, pero siguen manteniéndose en los últimos puestos de las comunidades españolas, con una posición que todavía baja más si se compara con la media de los países de la OCDE. En España, sólo Andalucía, Murcia y Extremadura están por debajo de Balears. En general, los resultados más brillantes quedan registrados en las comunidades del norte peninsular. Esta es la primera reflexión que se impone, ¿por qué tanta distancia?

Dicen los mismos analistas de la docencia que la diferencia tiene, fundamentalmente, motivaciones socioeconómicas. Sería interesante, de todos modos, concretar sus aspectos particulares para poder corregir la desigualdad de forma consecuente. Por otro lado, como viene siendo un denominador común en los informes de esta índole, la mejor calificación que obtienen los centros privados frente a los públicos, parece responder al hecho de que en éstos últimos hay mayor presencia de alumnado inmigrante. Son elementos que, sin duda alguna, no deben ser descuidados bajo ningún concepto.

En definitiva, con todos los detalles que se quiera, el informe PISA viene a reafirmar la tesis de que el siempre sensible panorama educativo está ahora particularmente delicado y algo habrá que hacer para revitalizarlo de forma fructífera. Cualquier cosa excepto permanecer de brazos cruzados o entrar en disputas estériles. Todas las iniciativas de consenso y diálogo tienen la necesidad de llegar a buen puerto para contribuir a salvar el momento crucial de la docencia balear. El TIL, con ser muy importante y nada despreciable, es sólo la punta del iceberg de una panorámica y una problemática mucho más compleja.