El Partit dels Socialistas de Catalunya, PSC, fue el fruto de un laborioso pacto logrado en 1978 entre las diferentes sensibilidades socialistas procedentes de la clandestinidad franquista. Como es conocido, en el PSC su fusionaron tres formaciones: el Partit Socialista de Catalunya-C (Congrés), la Federació Socialista Catalana (PSOE) y el Partit Socialista de Catalunya-R (Reagrupament). El PSC-C, antigua Convergència Socialista de Catalunya fundado por Joan Raventós en 1974, promovió a finales de 1976 un congreso de integración que ya rindió un primer fruto cuando en 1977 el PSC-C y la Federación Socialista del PSOE fueron juntos a las primeras elecciones generales de la etapa democrática, y que fructificó al año siguiente con el Congreso de la Unidad Socialista del que salió el actual PSC. Joan Raventós, al frente del mismo, ganó las elecciones al Congreso, aunque no pudo impedir, como cabeza de lista de las autonómicas de 1980, que Pujol alcanzara la presidencia de la Generalitat.

En el PSC han existido siempre al menos dos almas, una catalanista, con veleidades soberanistas, y otra federalista, opuesta a la independencia de Cataluña, que siempre ha sido mayoritaria. Y ha sido perfectamente posible la convivencia€ hasta que el nacionalismo catalán ha roto la baraja y ha decidido jugar abiertamente la carta de la secesión. Y es claro que, con semejante dilema al frente, el PSC tiene graves dificultades para mantener la unidad interna.

La mayoría política del PSC, encabezada por Pere Navarro desde diciembre de 2012, ha adoptado en esta difícil tesitura una actitud que puede resumirse asÍ: rechazo al independentismo; defensa del derecho de Cataluña a decidir mediante una consulta legal acordada con el Estado; impulso de una propuesta netamente federal que debería introducirse mediante una reforma constitucional; y reafirmación de una posición de izquierdas con la que desarrollar la leal oposición al gobierno conservador de CiU.

Frente a la mayoría aglutinada en torno a Navarro, el sector "catalanista" está actualmente formado por pesos pesados del partido, como los exconsellers Joaquim Nadal y Montserrat Tura, además de personalidades relevantes como Marina Geli y el alcalde de Lérida, Àngel Ros. Además, actúa en la misma dirección la corriente interna Avancem ("Avancemos"), liderada por Joan Ignasi Elena. Son todos ellos políticos veteranos que nunca mostraron inclinaciones soberanistas cuando ejercían el poder en el partido y/o en las instituciones y que ahora parecen estar buscando el protagonismo perdido desmarcándose del oficialismo del PSC.

El pluralismo interno ha sido la característica dominante del PSC, pero la gran cuestión que ahora se plantea es si caben en un mismo partido quienes postulan la independencia de Cataluña y quienes son partidarios de mantener la unidad del Estado. En vísperas de la inminente diada del Onze de septembre, que caldeará los ánimos hasta la exacerbación, Navarro ha enseñado ya la puerta de salida del partido a quienes no acepten la "hoja de ruta" del PSC, para que encuentren "acomodo" en otro lugar. Y el secretario de Acción Política, Antonio Balmón, acaba de publicar un artículo en el que invita directamente a los críticos a dejar el partido. El alma más genuina del PSC, de la organización fundada en 1978, no es independentista; y su papel ha sido decisivo en la formulación del Estado español y en el desarrollo democrático. Y todo indica que el partido y sus miembros no tendrán más remedio que hacer, en el corto plazo, grandes y dolorosas definiciones.