El apoyo prostituido de PSOE y PSM a la destrucción de Canyamel debe recordar a la ciudadanía cada vez más embravecida que ninguna organización política defiende sus derechos ni una Mallorca racional. El PP castellanobalear se ha corrompido más sólo porque ha gobernado en mayor proporción, UPD se limita a respaldar la farmacia de Bauzá, UM ha desaparecido pero la izquierda socialista y nacionalista homenajea en Capdepera el modelo urbanístico de Maria Antònia Munar, a quien procede dedicar una placa cuando se inaugure el complejo. Enternecedor. Dado que PSOE y PSM son esencialmente provincianos, quieren deslumbrarnos con el guiño de que su excitación hormonada y hormigonada se debe a que el aberrante macroproyecto está auspiciado por fantasmagóricos fondos de inversión cataríes, que nadie especifica. Confunden un jeque con un turbante, ni siquiera se necesita contratar a un yerno del Rey para timar a la izquierda mallorquina.

Al igual que en el Orient Express de Agatha Christie, PSM, PP y PSOE apuñalan hermanados a Mallorca. Veinte años después de Nájera, los progresistas vuelven a apadrinar el salvajismo de agarrar una superficie virgen y destrozarla desde cero. No podrán argumentar que han sido seducidos por los valores arquitectónicos del complejo, concebido en el más nauseabundo estilo mallorquino. Y absolutamente superfluo en un mapa hotelero sobrecargado.

Los dirigentes de PSOE y PSM están ahí porque en el PP castellanobalear ya no cabía más gente. En las fachadas de las escuelas deben adjuntar un lazo por el proyecto de Canyamel, elaborado por cierto en un perfecto inglés y sin sombra del catalán que los nacionalistas enarbolan como coartada. PSOE y PSM nos explicarán ahora por qué hay que degradar la región más bella de Mallorca y no se puede urbanizar es Trenc o Lluc. Y dado que un alcalde socialista de Capdepera ha sido condenado por su falta de vigilancia de la reforma de un hotel con consecuencias letales, esperemos que la izquierda sea más celosa esta vez en el cumplimiento de la ley.