Señor juez, sólo llevo encima 75 euros, ¿qué puedo llamarle a un conseller por este dinero? ¿Y si se lo digo a un director general? El insustituible Carles Delgado fue acosado en plena calle por un ciudadano, en lo que podemos calificar sin exageración de atentado terrorista, dado que el susodicho iba armado de un tablero de ajedrez. El titular de Turismo tuvo tiempo de grabar los insultos que recibió, de tramitar la oportuna y engorrosa denuncia, de llevar el asunto a juicio, de personarse ante el juzgado durante su horario laboral en la conselleria, de escenificar ante la magistrada su foto con los testículos de ciervo en la cabeza, y de lograr una condena de 240 euros para el hombre que le llamó "fascista" y "payaso", con un intento adicional de zancadilla.

Por desgracia, Delgado vigila su honor personal con mucho más celo que la cartera de sus administrados. Mientras el conseller de Turismo conseguía con harto esfuerzo un recosido de fama, su departamento pagaba 700 mil euros de más por un viejo hotel, sobreprecio que acabó casualmente en manos del jefe de Inspección de la citada conselleria. Es difícil imaginar una operación más insultante del exultante Delgado, con el tablero de ajedrez sustituido por el habitual tapete de póker del PP. El conseller se escudó en que no estaba al tanto del escándalo, porque "tengo muchas ocupaciones". En efecto, estaba muy ocupado en obtener 240 euros en su querella contra un ciudadano anónimo, mientras afrentaba a todos los ciudadanos de Balears con una factura de 700 mil euros, cuyo abono nos permitiría multiplicar los agravios sobre el cazador de ciervos.

Imaginemos en fin una empresa privada de las que defiende Delgado, aunque él lleva por si acaso una década montado en coche oficial. Supongamos que un alto ejecutivo de esa compañía se despista y pierde en una operación 700 mil euros de sus dueños, al tiempo que se hallaba defendiendo los 240 euros de su altísimo honor. ¿En qué lugar innombrable le propinarían la patada al alto cargo? El conseller seguirá en el Govern, porque pagan ustedes.