Las denominaciones Partido Socialista Obrero Español y Esquerra Republicana de Catalunya compiten en cuanto al número de sectores irreconciliables con su definición. La O del PSOE genera millones de cuchufletas, como "el obrero del PSOE". De hecho, Felipe González intentó simplificar la denominación en un sucinto PS, sin éxito entre los guardianes de las esencias. ERC genera hostilidades divergentes de su comportamiento, porque fue un socio irreprochable de los Gobiernos de Zapatero, entre Derechistas, Monárquicos y enemigos de una Cataluña separada de España. Sin duda, el perfil del villano en una saga de superhéroes. Y sin embargo, Esquerra puede presidir la Generalitat.

La animadversión que genera Esquerra entre quienes no la votan se erige en la única explicación de la resonancia adquirida por un sondeo de El Periódico, que le otorga la victoria en unas hipotéticas elecciones regionales. Influye asimismo la postergación de Convergència, invencible en todos los comicios a la Generalitat celebrados desde 1980. En medio de un diluvio de estériles sondeos electorales en un calendario sin convocatorias a las urnas, los resultados publicados por el diario catalán no sólo han desnudado el hundimiento imparable del bipartidismo estatal, sino la crisis generalizada de las formaciones acostumbradas a gobernar.

La desafección del electorado no se restringe a PP y PSOE. El menosprecio se contagia a partidos que se limitan a proyectar a escala regional los postulados económicos de los gigantes estatales. Cataluña ha funcionado tradicionalmente como una avanzadilla para interpretar los resultados en España, con la victoria de Maragall prefigurando la llegada de Zapatero. Los resultados a la italiana, recogidos en el sondeo de mayor impacto de los últimos tiempos, anuncian una fragmentación del espectro político superior a la esperada. Populares y socialistas pierden ante cualquiera que se atreva a desafiarles, por lo menos en el terreno de la virtualidad.

La atención brindada al sondeo con mayor eco del año se centra en el desplazamiento de la moderación de CiU por parte del radicalismo de ERC. De un modo esquemático, Artur Mas pierde los votos de quienes se asustan de su independentismo y de quienes creen que predica un falso independentismo, porque la efemérides de 2014 transcurrirá sin referéndum. Una vez encajado el vuelco en la cima, hay que valorar la tranquilidad con la que se asume la ausencia de los todopoderosos PP y PSOE en las posiciones destacadas de una comunidad singular, según recoge la Constitución. Históricamente, el PSC habitaba las posiciones de liderazgo, el sondeo no le atribuye hoy ni la mitad de escaños que a los convergentes o a Esquerra.

El hermanamiento en sufragios entre socialistas y comunistas, con perdón, se ha materializado en la Cataluña preelectoral que describe el sondeo. Socialistas y populares serían ahora mismo la tercera y la quinta fuerzas catalanas, con tendencia a desplomarse hasta la cuarta y la sexta posición. El auge de Ciutadans es otra prueba del descrédito de las políticas de Rajoy y de su lugarteniente Sánchez Camacho. Con todas las salvedades asociadas al ámbito de los comicios, si PP y PSOE obtienen uno de cada cuatro votos en Cataluña, cuesta creer en la visión de la construcción estatal propugnada por sus líderes. La independencia de facto es más peligrosa y diáfana que la obtenida tras una consulta especializada.

En la Cataluña dibujada por El Periódico, la suma de populares y socialistas no alcanza las voluntades decantadas hacia cualquiera de los dos partidos nacionalistas que lideran la tabla. Al margen de la brutal caída de Mas, la suma de Esquerra y Convergència sube de 71 a 75 escaños. En un Parlament de 135 diputados, la opción soberanista se halla ampliamente consolidada por las aportaciones de Iniciativa y las CUP, sin olvidar los sectores del propio PSC que son propicios a la consulta y a una respuesta afirmativa.

Pese al declive imparable diagnosticado por los sondeos, PP/PSOE acaparan los medios de comunicación de masas, multiplicando las informaciones dedicadas a partidos como Ciutadans, que hoy les tutean. Es decir, la ortodoxia mediática apuesta por opciones que suscitan un desinterés creciente. Hace una década, este artículo acabaría presumiendo que los resultados de El Periódico jamás se materializarían. Sin embargo, la incertidumbre vigente puede provocar sorpresas todavía mayores, para las que se inventó la palabra morrocotuda.