En estos meses se reflexiona mucho sobre la salud pública, el acceso a ella y los recortes. Nosotras queremos resaltar un tema fundamental que afecta gravemente nuestra salud e integridad física, el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, que junto a la violencia de género son causas importantes de la pérdida de salud de las mujeres de todo el mundo. Pero, centrémonos en nuestro país.

Hay leyes prescriptivas, de obligado cumplimiento, esas que dicen que todo el mundo debe circular a una determinada velocidad o no hacerlo bebido, por ejemplo. Otras son garantistas, o sea, pretenden garantizar los derechos de sectores de la sociedad que, pagando sus impuestos como los y las demás, quieren amparo legislativo y jurídico. Entre otras están el divorcio, el matrimonio homosexual y la interrupción voluntaria del embarazo. Esta última pues, no obliga a abortar a nadie pero asegura que puedan hacerlo con todas las garantías aquellas mujeres en la necesidad de hacerlo.

Y aquí empieza el lío, porque sectores fundamentalistas de nuestro país, amparados en su ideología o su religión, sencillamente no quieren estas garantías, en una visión totalitaria muy preocupante y grave. Y aunque cavernarios y retrógrados los hay en todas partes, el problema es que en España tienen como aliado al partido que nos gobierna actualmente. Nos encontramos con que quieren empujarnos a la cola de Europa „junto a Malta, Polonia e Irlanda„ obligando a todas las mujeres, ya sean agnósticas, o de otras religiones, a dar a luz, aunque no sea su voluntad. Les irrita la actual ley de derechos sexuales y reproductivos y de interrupción voluntaria del embarazo que rige con muchas similitudes en la mayoría de Europa, donde se da el plazo para abortar en las primeras 14 semanas, cuando se produce más del 90% de estos. Quieren retroceder a la del 85, en la que el aborto no es un derecho ciudadano sino un delito perdonado en algunos supuestos, en el que las mujeres no son las que deciden lo que necesitan y les conviene, sino que son médicos y jueces los que deciden por ellas.

Entre los fundamentalistas y el partido en el gobierno, nos tienen en vilo desde hace meses. Y es el ministro de Justicia el que lidera esta contrarreforma „lo que es muy revelador del pensamiento del PP„ no es el de Sanidad, no es una cuestión de salud sino de ideología. Lo que queremos denunciar desde esta tribuna es la estrategia que están llevando a cabo. Unos dan mensajes muy alarmantes como el que la malformación del feto no entraría dentro de los supuestos, alejándonos incluso de la ley del 85. La crueldad de esta medida se agrava al estar desmontando el Estado de Bienestar, lo que sobrecarga a las mujeres en la servidumbre de los cuidados.

En esta estrategia, ahora otros alzan voces "disidentes" en el PP. Comenzó el portavoz adjunto del PP en el Congreso, siguieron la vicepresidenta y la secretaria general, e incluso lo más progre que tienen en sus filas, la diputada Celia Villalobos. Y hasta parece que no le convence al presidente de Gobierno.

Imaginamos que dentro de unas semanas, dirán que su contrarreforma quedará igual que la Ley del 85, incluyendo la malformación del feto para que la gente piense "Qué alivio, no es tan terrible". Pero esto de extremar una decisión para luego conseguir lo que realmente se quiere, es un truco demasiado antiguo y "recuerda a aquello de ´policía bueno, policía malo´" de toda la vida, que pretende que nos conformemos y dejemos de luchar por lo que es lo más pertinente, la Ley actualmente en vigor, esta que nos sitúa en la órbita de los países de nuestro entorno, la que nos considera ciudadanas con derechos y no como delincuentes perdonadas en algunos supuestos. Y las que quieran dar a luz, que lo hagan con todas las garantías y apoyos, igual que las que decidan abortar.

(*) Integrante de la Associació de Dones de les Illes Balears per a la Salut (ADIBS)