Stiglitz, el ilustre Nobel de Economía 2001, más ponderado y doctoral que Krugman, ha publicado este domingo un artículo sindicado en el que presta oídos a los resultados de las elecciones italianas „"¿Qué está diciendo Italia?" se titula„ para desautorizar una vez más las políticas europeas de austeridad sin tasa y sin freno, que han llevado a la Unión Europea a la recesión y a la tragedia de un desempleo insoportable. Se queja el ilustre catedrático de Columbia de que quienes proponen otras receta sean llamados frívolamente populistas por quienes efectúan un mal diagnóstico: quienes aseguran que los países en crisis han vivido por encima de sus posibilidades apenas dicen una verdad a medias ya que, en realidad, España, sin ir más lejos, tenía cómodo superávit fiscal antes del estallido del sistema financiero internacional.

Stiglitz exhibe un "conjunto alternativo de políticas" para Europa: "un mayor federalismo fiscal, no solo una supervisión centralizada de los presupuestos nacionales". Aclara el Nobel que es posible que Europa no requiera el gran presupuesto federal de los Estados Unidos (el 20% del PIB) pero claramente necesita un gasto mucho mayor a nivel europeo, a diferencia del ridículo presupuesto actual de la UE, de poco más del 1% del PIB, reducido aún más este próximo septenio gracias a las fecundas presiones conservadoras.

"También es necesaria una unión bancaria „prosigue Stiglitz„. Pero tiene que ser una unión verdadera, con seguros comunes para los depósitos y procedimientos comunes de resolución, así como una supervisión común. También habrá que tener eurobonos o un instrumento equivalente". Y, finalmente, deberá haber políticas de crecimiento. Sin crecimiento, la deuda seguirá aumentando. Y la austeridad tiene efectos claramente contractivos. "Sin embargo, han pasado años y no se ha puesto una estrategia de crecimiento sobre la mesa, aun cuando sus componentes son bien conocidos: políticas que se ocupen de los desequilibrios internos europeos y del enorme superávit externo alemán, actualmente a la par del chino (y, proporcionalmente, más del doble respecto de su PIB). Concretamente, eso implica aumentos salariales en Alemania y políticas industriales que promuevan las exportaciones y la productividad en las economías periféricas de Europa".

El secreto del cambio de política estriba en la relativización de la deuda externa; la de Estados Unidos es de más del 100% del PIB „el 103,55% del PIB„ pero su solvencia le permite financiarla a bajo interés „el interés a corto es próximo a cero„. En Europa ocurriría otro tanto si la deuda se mutualizase. España, con unos 800.000 millones de euros, debe pagar el 5% anual, unos 40.000 millones de euros, más que lo que nos cuestan sanidad y educación juntas. Si existiera tal mutualización, podría pagar bastante menos de la mitad de aquella suma, con lo que estaría en condiciones de financiar políticas de crecimiento. Éste es el terrible problema que hemos de afrontar y que no tiene solución si la Eurozona no se federaliza, si la unión bancaria no se materializa, si no cesan los desequilibrio entre una Alemania que se financia casi gratis, que exporta con gran facilidad sus productos a la periferia europea y que se niega a prestar el aval solidario al endeudamiento de sus socios en el Eurogrupo.

La sociedad italiana ha dicho basta y en España la espoleta está montada: la paciencia se agota y la ortodoxia, ya sin crédito, tiene los días contados.

*Twitter: @Apapell