'Send in the clowns´ es el título de una canción de 1973 de Stephen Sondheim para el musical de Broadway ´A little night music´, adaptación por otra parte del film de Bergman, ´Sonrisas de una noche de verano´. Fue popularizada por Judy Collins, Frank Sinatra, y Shirley Bassey, entre otros. Según explicó en su día el propio autor, Send in the clowns viene a decir que cuando las cosas van mal hay que hacer chistes o traer a los payasos y así no perder, al menos, la oportunidad de reírse.

The Economist, una de las publicaciones más serias y mejor informadas que existen, ha llevado a su portada con el titular Send in the clowns (Que vengan los payasos) a Beppe Grillo y Berlusconi, extrayendo de su artículo y el informe de páginas interiores dedicados a las elecciones italianas que el sentido del humor ante la adversidad puede ser atractivo pero no siempre resulta útil. En este caso para que la tercera economía del euro pueda salir del marasmo en que se halla, sin llevar a la UE a un precipicio de consecuencias imprevisibles. El riesgo se multiplica por la imposibilidad de llegar a acuerdos con el bufón, Berlusconi, que porfía en la política para evitar la cárcel, y con el payaso, Grillo, líder de un movimiento inconformista heterogéneo que defiende la salida del euro, se cuestiona el derecho a la ciudadanía italiana de los hijos de los inmigrantes, plantea una inquietante tibieza ante la evasión fiscal y persigue a los periodistas que se han mostrado críticos con la antipolítica. También existe un peligro de contagio exterior de este tipo de populismo, exteriorizado en España por Jesús Gil y, más recientemente, por Cascos.

Como apunta The Economist en este tipo de aventuras nacidas de la insatisfacción no todos los puntos de partida son errados. Grillo tenía razón acerca de la corrupción y los políticos excesivamente pagados. Berlusconi estaba en lo cierto en que la austeridad por sí sola no va a resolver la crisis de Europa. Y nada más.

Un miembro de la International Clown Organization se quejaba ayer en la web de The Economist por el titular: "Soy un payaso, Grillo es uno de los nuestros pero no tenemos nada que ver con su compañero".