Los políticos nacionalistas chillan, como los niños mimados que son, porque alguien pretende abrir una pequeña brecha en el anacrónico muro de la inmersión lingüística. Los políticos de IU se rasgan las vestiduras, como los malos actores que son, porque la Religión puede ser materia evaluable. Los políticos del PSOE se mesan los cabellos, como los hipócritas que son, porque se va a eliminar tal o cual asignatura. Los políticos sindicalistas dan patadas por la calle, como los malos caminantes que son, porque se recortan inversiones. Y el ministro Wert, como el mal toro que es, contesta a sus imprecaciones y les intenta convencer, sin percatarse de que así logran sus rivales distraer a la opinión pública con extravagancias y escamotear un debate serio sobre el corazón del anteproyecto de la LOMCE.

Todo es posible en la política española, menos profundizar en aquello que es objeto de debate.

Los profesores intentamos que nuestros alumnos, cuando leen y comentan un texto literario, histórico o filosófico, sean capaces de distinguir las ideas principales de las secundarias, centrando su atención en las primeras y utilizando las segundas como complementos. Ésta es una de las capacidades que mejor demuestra la madurez intelectual de un estudiante.

Pues bien, si examináramos a nuestros gritones políticos de madurez intelectual a propósito del anteproyecto de la LOMCE, deberíamos concluir que o no saben leer o no comprenden. Porque tanto el supuesto ataque al catalán, como la calificación de la asignatura de Religión, la desaparición de tal o cual asignatura, los recortes o la presunta segregación, son ideas secundarias del anteproyecto, cuando no inexistentes, indignas de acaparar el debate de la reforma educativa.

Es hora de centrar el debate en lo esencial. Por ello, el grupo de educación de UPyD de Balears quiere aprovechar este espacio para provocar un debate serio en el que participen todos aquellos que desean mejorar la enseñanza sin distraerse con extravagancias ("extravagante": dícese de lo que circula por las afueras de algo) ni aspavientos.

A juicio del grupo de educación de UPyD, tres son, al menos, los pilares fundamentales de este anteproyecto:

1.- Medición, mediante evaluaciones-reválida, del éxito o fracaso escolar, tomando como base principal para la medición los resultados académicos.

2.- Alto grado de autonomía de los equipos directivos de los centros para establecer planes de mejora, fijar perfiles profesionales de los docentes y manejar recursos materiales y humanos, todo ello dirigido al objetivo del éxito escolar.

3.- Responsabilidad de los equipos directivos, que deben dar cuenta de su gestión y del éxito o fracaso escolar obtenido con sus planes de mejora.

Serio, ¿no? ¿Ha oído el lector hablar de estos temas? Muy pocos políticos o intelectuales lo hacen, porque prefieren la comodidad del tópico progre a leer y reflexionar. ¿Serio? Y de vértigo. No creemos que haya ningún profesor, acostumbrado como está a no recibir presiones en forma de responsabilidad, que no experimente un cosquilleo en el estómago al leer los tres puntos citados. Nosotros, que somos profesores, reconocemos que sentimos ese vértigo. Con lo bien que estamos sin esa responsabilidad...

¿Es posible que los políticos histriónicos sean capaces de centrar el debate en lo esencial?; seguramente no, interesados como están en el corto plazo y en el votante proclive a la demagogia.. Pero queda la esperanza de que políticos serios y ciudadanos serios, profesores especialmente, acepten centrarlo.

Ésta es nuestra propuesta. Léase usted bien el anteproyecto de la LOMCE, no escuche a los histriónicos y divulgue sus reflexiones a favor o en contra pero siempre ajenas a lo extravagante (repetimos, "extravagante", dícese del que anda por las afueras de algo).