El Tribunal Superior de Justicia de Balears ha vuelto a poner en duda esta semana los métodos utilizados por el ayuntamiento de Campos, en relación a los apartamentos ilegales de ses Covetes. Una providencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal, viene a decir que el último recurso presentado por el Ayuntamiento no es más que un nuevo intento de obstaculizar lo que ya debe ser inmediata demolición de las moles que se levantan junto a Es Trenc y advierte de que los ediles campaners están a un paso de cometer un "incumplimiento de ley". Por si tal varapalo fuera insuficiente, la providencia acusa al consistorio de seguir al milímetro las pautas que le dicta la promotora Marina Ernst S.L. Es una situación y un pronunciamiento que debería ruborizar y hacer reaccionar a cualquier miembro de una entidad pública que se precie. Pero entre los responsables municipales de Campos, no es así. Todo lo contrario. Es un signo más de que en Mallorca continúa siendo imprescindible el estar atento a la salvaguarda y protección del medio ambiente. Por muchos motivos. Principalmente por los insustituibles valores naturales que comporta y porque de tan preciado bien depende, no solo la calidad de vida de los residentes, sino el potencial paisajístico y de atractivo turístico. Incluso significados touroperadores se han manifestado en las últimas semanas en contra de la inoportunidad de un nuevo macrocomplejo residencial en Sa Ràpita. Vale más y se aprecia de forma inigualable, la fragilidad de las aguas cristalinas y las dunas de Es Trenc que cualquier confort hotelero próximo que pudiera lesionar el entorno. Por eso hay que preservar los alrededores de Es Trenc a toda costa.

De todos modos, lo que está haciendo el ayuntamiento de Campos no son más que los últimos coletazos y las pataletas de quien se siente aludido por haber querido ser juez y parte y por la incomodidad de no poder cumplir con unos compromisos adquiridos, seguramente inconfesables. Los apartamentos de ses Covetes deben ser demolidos de forma inaplazable antes del 15 de enero. Resultan imposibles más dilaciones como pretende el consistorio campaner. Así lo ha dictado, cansado de esperar y de no ser respetado, el TSJB. Llegar a este punto ha costado más de dos décadas de lucha y una veintena de procesos y resoluciones judiciales de toda clase. Todo porque la licencia de obras estaba mal otorgada, fuera de lugar y concedida para una zona no urbanizable. Por fortuna, ya no es cierto que todo lo que levanta el cemento, al amparo de cualquier condición, se queda en el lugar para siempre. No lo ha sido en Lluc Alcari y tampoco lo será en ses Covetes.

Con el tiempo, Es Trenc y su entorno se han convertido en símbolo y valor de la protección del medio natural en Mallorca. Grupos ecologistas, encabezados por un GOB inasequible al desaliento y un amplio sector de la sociedad civil, se han esforzado para que así sea. Ahora hay que saber aprovechar los recursos y los frutos de esta lucha constante.

Es Trenc y sus inconclusos apartamentos anexos de ses Covetes también prevalecerán en la memoria colectiva de esta isla, como un testimonio de cómo no deben hacerse las cosas, tanto en el plano de la tutela medioambiental, como en el de los usos urbanísticos y administrativos. Ahora, cuando la crisis económica no invita a la expansión constructora, también se presenta una buena oportunidad para serenar las cosas y el ánimo. Con ello se podrá adquirir una adecuada visión de la proporción y entender, de una vez por todas, que la identidad natural de Mallorca tiene valores exclusivos que, de ser dañados, serán irreparables. Por eso hay que preservarlos a cualquier precio y asumir que la tutela del medio ambiente es una tarea siempre inacabada y por tanto una responsabilidad que deben asumir de forma compartida las instituciones, públicas y privadas y la ciudadanía en general. El futuro va en ello.