Que dice Viviane Reding que no, que Cataluña no podría seguir dentro de la UE si se declarara independiente. Bueno, podría si negociara con éxito su propio tratado de adhesión, una vez alcanzada la ansiada soberanía y superado el veto que es de esperar que le pondría una España agraviada por la pérdida de su flanco superior derecho.

Una carta de Reding, vicepresidenta de la Comisión Europea, dio el martes un respiro a Rajoy y metió presión a Mas, que ya se sabe que no quiere la independencia de Cataluña, porque eso de las fronteras está pasado de moda, sino una UE repletita de estados propios, todos interdependientes y devotos del rigor fiscal que demandan los tiempos.

Lo que sea con tal de romper con Madrid: la Europa federal, los Estados Unidos de Europa... Más que un viejo europeísta, Mas parece ahora un converso: el programa electoral de CiU está lleno de guiños a Bruselas; Bruselas es el camino y la meta. Pero Bruselas no quiere más líos y no piensa entrar en la disputa ni emitir informes jurídicos, a menos que se lo pida un Estado miembro, es decir, en este caso, España. Y eso no va a ocurrir.

En su misiva, Reding dice que lo que afirma el PP -que Cataluña dejará de formar parte de la UE si se desgaja de España- coincide plenamente con lo que ella piensa. Y lo que ella piensa tiene rango de postura oficial, al menos, desde 2004, cuando el entonces presidente de la Comisión, Romano Prodi, explicó que los tratados comunitarios cesarían de aplicarse en cualquier territorio de un Estado miembro que lograra la independencia.

Sin embargo, el Govern ha optado por ignorar a Reding y agarrarse como a un clavo ardiendo a la opinión del español Joaquín Almunia, otro de los vicepresidentes de la Comisión; a saber: que no sería «honesto» afirmar que una Cataluña independiente se quedaría fuera de la UE.

Entonces, ¿qué va a hacer Mas? ¿Lo mismo que Ibarretxe? ¿Llevar su propuesta a las Cortes, defenderla, escuchar cómo se la rechazan y volver a casa? No, él tiene otros planes. Y apuesto a que lee a Machado: «Caminante, no hay camino, / se hace camino al andar».

Mas se ha echado al camino y, de momento, más que la meta, le interesa la primera parada: la consulta. Corrijo: la primera parada es el 25 noviembre y el objetivo, la consecución de la mayoría absoluta. Luego habrá que negociar, porque consulta no va a haber, pero desde una posición de fuerza. Y sin que nadie -ni el PP, aliado en lo económico, ni ERC, en lo soberanista- pueda rechistarle. Lo dijo el hombre del ´seny´ en CiU, Duran Lleida: "Yo ya le he dicho a quien le tenía que decir qué posibilidades tenemos". Pues hala, a hacer camino. O sea, a hablar.