Hace unos días, varias personas preocupadas por el estado de abandono en que se encontraba un viejo perro de caza en una finca en el campo (a la intemperie, sin apenas protección contra el sol y la lluvia) lo pusieron en conocimiento del Ayuntamiento correspondiente. Lo curioso es que recibieron respuesta por escrito del jefe de policía local, mediante la que éste les acusaba literalmente de ser unos "enfermos" por padecer "hipersensibilidad" ante el maltrato animal.

Pues bien, en primer lugar (aparte de elucubrar sobre en qué concreta parte de su cuerpo puede tener dicho jefe su "sensibilidad" hacia los seres más indefensos) podríamos recordarle al agente de la autoridad en cuestión, que existen leyes que obligan a mantener a los animales en buenas condiciones, y a perseguir su maltrato y/o abandono. Y que, siendo conocedor „denuncia mediante„ de una situación de ese tipo, tiene la obligación de actuar según los procedimientos previstos para sancionar e impedir tales hechos. Y (como simple información) también podríamos recordarle que hay un delito muy interesante previsto en el Código Penal (artículo 404) según el cual "a la autoridad o funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbitraria en un asunto administrativo se le castigará con la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de siete a diez años". Y que la ley nos obliga a todos (incluido él).

Pero, como tampoco pretendo dudar de la capacidad de dicho policía-galeno para hacer diagnósticos clínicos, siguiendo su particular teoría, puedo afirmar que el pasado sábado día 20 de octubre por la mañana me encontré con aproximadamente un centenar de "enfermos" muy saludables, concentrados ante las instalaciones de Natura Parc (carretera de Palma a Santa Eugenia), bajo el lema "¿Qué oculta Natura Parc?". El motivo de dicha concentración (no sólo exquisitamente pacífica, sino exitosa en cuanto a participación teniendo en cuenta que fue convocada por una ciudadana particular) fue la de exigir a los responsables de Natura Parc, transparencia en su actividad de recogida y custodia de animales abandonados. Porque Natura Parc no sólo es un zoológico (eso merece capítulo aparte), sino también la perrera de más de cuarenta municipios de Mallorca, los cuales tienen cedido a dicha fundación el servicio de recogida de animales que la ley balear 1/1992 (de Protección de Animales y Plantas) establece como competencia obligatoria de cada Ayuntamiento en su respectivo territorio.

Y he aquí el quid de la cuestión. Porque la ley establece de forma muy clara el procedimiento a seguir en caso de recogida de animales perdidos o abandonados: búsqueda de su posible propietario; notificación al mismo sobre la custodia del animal a fin de que pueda recuperarlo (comunicación directa y posterior publicación en plazo); y publicidad efectiva del animal a fin de que „en caso de no ser reclamado por su dueño„ pueda ser adoptado y tenga oportunidad de encontrar un hogar, antes de ser sacrificado. Pero el problema es que en bastantes casos se ha detectado "descoordinación" en el cumplimiento de dichos plazos; y „lo que es más preocupante„ Natura Parc se ha venido negando hasta la actualidad a que ciudadanos interesados en adoptar un animal (allí recluido) puedan visitarlo en el interior de las instalaciones para conocer su estado.

Todo ello, unido a las quejas por casos de animales enfermos tras largos periodos de cautiverio (sin que pudiera constatarse el estado de salud en que entraron), además de una actitud al parecer poco favorable frente a quienes estaban interesados en colaborar desinteresadamente como voluntarios para que los animales pudieran pasear, hacer ejercicio, etc. (como ocurre en Son Reus de Palma), ha evidenciado falta de transparencia, y provocado creciente malestar en una sociedad cada vez más concienciada. Una falta de transparencia que ya sería preocupante respecto al modo en que cualquier individuo o empresa privada trata a sus animales (tampoco en ese caso estarían por encima de la ley). Pero es que en el caso de Natura Parc, además, estamos ante un servicio público „pagado con dinero público, o sea, de todos„ por lo que la ausencia de transparencia hacia el ciudadano (que, simplemente, quiere conocer de primera mano las condiciones en que dichos animales recogidos se encuentran durante su periodo de reclusión, antes de su adopción o sacrificio) es sencillamente inaceptable.

Inmediatamente después de la concentración, una portavoz de Natura Parc se dirigió a los manifestantes y les expresó cierto compromiso de apertura. Ojalá triunfe el siempre deseable diálogo, y se garanticen soluciones efectivas que no queden en papel mojado. Y es que „como diría aquel eximio jefe de policía local„ el interés social por la protección animal es una "enfermedad" altamente contagiosa e imparable. Una auténtica epidemia.