Merkel ha elogiado este pasado jueves a Rajoy, quien ha sido capaz a su juicio de tomar decisiones relevantes a pesar de la herencia recibida. Una herencia —y ahí la interpretación de la antecedentes varía con respecto a la que hace el PP— que se extiende a "los últimos diez años", durante los que sucesivos gobiernos alimentaron imprudentemente una gran burbuja inmobiliaria, cuyo estallido, por causa de la recesión mundial, ha provocado la gran crisis económica que padecemos.

El plazo mencionado por Merkel es certero: durante la segunda legislatura de Aznar, la construcción residencial, espoleada por una ley del suelo que favorecía la especulación y por unos descabellados estímulos fiscales a la compra de vivienda, entró en fase de crecimiento paroxístico. Después, Rodríguez Zapatero, con Solbes en Economía, no se atrevió a enfriar el ostensible recalentamiento del sector€ Hasta que llegó la crisis y todo el tinglado se vino estrepitosamente abajo.

La "herencia recibida" tiene, en fin, varios padres, pero no parece arbitrario señalar con el dedo, como principales progenitores, a los dos únicos responsables de la política económica española desde mediados de la década de los noventa hasta el estallido de la burbuja: Pedro Solbes y Rodrigo Rato.