La práctica totalidad de las decisiones tomadas y de los mensajes emitidos por el Govern de José Ramón Bauzá en los cuatro meses que lleva en el poder, desembocan en una única conclusión inequívoca y reincidente: No hay dinero. El escenario económico que afecta a Balears, según el PP, es pésimo y en el mejor de los supuestos, lo seguirá siendo todavía durante una larga temporada. El Govern tampoco se ha desprendido –su comportamiento político permite sostener que no ha querido hacerlo– del lamento sobre una herencia de deudas y facturas pendientes de pago o el lastre de una exagerada proliferación de empresas y organismos públicos que achaca sólo al Ejecutivo precedente y no a los anteriores del mismo signo político que el actual. Este es el modo escogido por Bauzá para predicar resignación. Esto es lo que hay y cuanto podemos hacer, un mensaje que se canaliza a través de una mayoría absoluta sobrada que se estanca en el pesimismo en vez de ser canalizada hacia la estabilidad y las perspectivas de futuro despejado y esperanzador.

José Ramón Bauzá y sus consellers; Maria Salom en el Consell; y un Mateo Isern que en Cort se ha volcado en las subidas de impuestos y tasas y en recortar servicios públicos, no dejan ranura para el optimismo. Tampoco abren margen para el aliento emprendedor o para infundir ánimos a una sociedad que los necesita y está sobrada de pesimismo. Son unas posiciones políticas y unas prácticas de gobierno voluntarias y premeditadas, cuando menos discutibles, porque los hechos y algunos importantes indicadores económicos van demostrando que están injustificadas. Esto, sin tener en cuenta que, en pura lógica y sentido de la responsabilidad, la misión natural de quien ejerce la acción de gobierno de forma voluntaria y por mandato democrático es la de generar estímulos positivos y no la de instalarse en la depresión como ocurre ahora.

Existen datos objetivos que, pese a la posición del Govern, permiten sostener que hay lugar al optimismo y que la regeneración económica ha despuntado. Sólo unos ejemplos: Balears acaba de vivir una de las mejores temporadas turísticas, en cuanto a ocupación, de su historia, los responsables de las grandes cadenas comerciales no tienen reparo alguno en admitir que sus establecimientos están registrando buenos resultados, incluso muy buenos. Hacienda aumenta en un 12% su recaudación y la misma tributación por IVA también se está incrementado. Las principales patronales de Balears manejan igualmente pronósticos positivos en cuanto a crecimiento y expansión económica. Parece como si el Govern fuera el único que tuviera una visión desenfocada de la realidad. ¿Es interesada esta posición? Para muchos, sin duda. A la vista de los hechos y de los comportamientos, no resulta descabellado sostener que se insiste en dibujar un panorama negativo, generado por sus predecesores, para garantizar una cosecha electoral favorable.

Se ha dicho, no sin razón, que la economía también es un estado de ánimo. Si se mantiene la senda actual, el Govern está colaborando, de forma injustificada, en una prolongación inaceptable de la falta de confianza de la inversión privada. Y cada día que se pierde en la recuperación del consumo, en estimular el optimismo social, implica seguir propiciando la destrucción del empleo de forma insensata. Es cierto que hay sectores que tendrán que sufrir una profunda reconversión y que la locura consumista y especuladora ha llegado, afortunadamente, a su fin, pero eso no significa que una comunidad como la nuestra deba flagelarse cuando los indicadores económicas son, en general, claramente positivos, y cuando el Govern sabe, como informamos en nuestras páginas de hoy, que en 2012 recibirá por impuestos una cifra mayor que la recaudada antes del inicio de la crisis. Y eso sin contar las espectaculares subidas del IVA, del 57% en agosto y del 134% en septiembre. El Govern de Bauzá no puede esperar a la semana anterior a las elecciones del 20-N, cuando, al fin, los bancos le concedan el crédito que solicita, para cambiar el injustificado discurso actual. Cada jornada que se gana en la recuperación de la confianza es vital para muchos ciudadanos.