Las agencias van bajando el valor de la confianza en las deudas de los países. De este modo cada vez cuestan más y será más difícil pagarlas, hasta que al final del círculo vicioso la profecía se cumpla, y termine en impago. Tal vez acabe siendo lo que haya que hacer. Una vez quitada la confianza, y con ella la respetabilidad exterior (e interior) a los países, una vez que el sistema les ha perdido el respeto, y trata de malas pagadoras a naciones que siempre habían cumplido e intentan seguir haciéndolo con grandes sacrificios, ¿será mejor que se dejen desangrar con intereses insoportables, que obligan a desangrar luego al ciudadano (para enriquecer al prestamista), o declararse en mora, y hasta hacer una quita? Si la UE echa ese pulso condenaría el sistema, o su formato actual, es cierto, pero así le ocurría a un alma en el drama de Tirso: el condenado por desconfiado.