Son imaginativos, creativos y saben ver dónde está el negocio. Cuando hace falta dinero una persona vulgar piensa en buscarlo donde lo hay pero en esta crisis –ésta su oportunidad– los imaginativos nos están diciendo que hay que ir a buscarlo donde no lo hay. No hay que sacarle dinero al rico, que lo tiene, sino al pobre, que no lo tiene. Desde los tiempos de Ronald Reagan los republicanos estadounidenses han sido muy activos e imaginativos. Ellos popularizaron esa cháchara de bajar los impuestos a los ricos porque generan riqueza y, a la vez, entregar a las empresas las mayores partidas presupuestarias vía inversión para que el Estado policial y militar sea mayor. Hasta ahora, había que adelgazar de funcionarios la administración y quitar las ayudas sociales que estimulan la pereza individual y el parasitismo social. Ahora van más allá y, para rebajar la deuda pública, proponen que paguen impuestos los pobres que apenas ganan y los ancianos que desgravan, a los que The Wall Street Journal ha bautizado como lucky ducks ("suertudos"). Michelle Bachmann, la aspirante a candidata presidencial republicana que interpretó que detrás del huracán "Irene" estaba Dios avisando a los políticos de su mal hacer, razona que todos los estadounidenses se benefician de la seguridad del ejército, de las carreteras y de los parques nacionales pero que un 47% no paga nada. (Estados Unidos, 308 millones de habitantes. 46 millones de pobres que reciben ayuda estatal para comer. Los 400 más ricos aumentaron su riqueza un12% en el último año. Acaparan más dinero que 180 –de los 308– millones de estadounidenses).

No paran de pensar en redistribuir la pobreza para que dé riqueza a los ricos, que generan riqueza, como los datos de pobreza indican. Así los pobres cumplirán con la misión de generar riqueza para los ricos.