Cuesta asumirlo, pero habrá que aprender a convivir con la evidencia de que el trabajo, aún en condiciones precarias y por muy necesario que sea, será un bien escaso durante mucho tiempo en Balears. Abundará poco y, con toda probabilidad estará distribuido de forma desigual tanto en cuanto a sectores profesionales como capas sociales. Ocurrirá así porque estas islas son incapaces de dar con la fórmula adecuada para consolidar las actuales condiciones laborales o crear nuevos elementos estables de futuro en este sentido. No lo hacen ni la iniciativa privada ni la Administración con lo cual, unos y otros y los propios trabajadores se limitan a capear el temporal como pueden para intentar, por lo menos, mantener la situación actual. Todos los intentos, tímidos, que ha habido para crear puestos de trabajo han sido en falso. Por eso en septiembre Balears han superado ya los 76.000 parados y, en contra de lo que se solía acostumbrar en estos lares, el archipiélago registro el mes pasado el mayor incremento mensual de desempleo. Todo cae. Lo hace la ocupación ligeramente con respecto al mismo mes del año pasado y hasta un 3,1% si cogemos como referencia el anterior mes de agosto. El repunte de los servicios, con un 2,1% y de la hostelería con el 5,2% se quedan en mero efecto testimonial porque la gran debacle –o la desproporción y la exageración anterior– de la construcción, con pérdida del 15,5% y de la industria, que cae el 5%, se lo llevan todo por delante. No hay forma de generar empleo vigoroso.

No olvidamos aún que todo esto ocurre cuando se inicia el epílogo de una temporada turística que ha sido extraordinario en cuanto a ocupación hotelera y poco boyante por lo que respecta a la regeneración económica que se le suponía y se deseaba. Son aspectos que, al menos de forma parcial, entran en franca contradicción y que deberán ser objeto de observación específica. También hay que tener en cuenta que los datos de empleo del mes de septiembre no reflejan todavía las consecuencias de los recortes aplicados por el Govern pero sí es posible que padezcan ya el efecto de las deudas que arrastra y pospone.

No extraña pues que los portavoces del Ejecutivo admitan que el balance laboral del mes de septiembre es claramente negativo y que los agentes sociales, tanto patronal como sindicatos, llamen la atención sobre el crudo invierno que se avecina. Aunque no sea con estas palabras, se viene a asumir que ni la iniciativa privada, ni la política, ni la Administración son útiles a día de hoy para dar vida al empleo de forma apreciable. El Govern sostiene de todos modos que se está en el camino adecuado y lo sigue fiando todo a largo plazo. Pero también es cierto que había pronosticado que, apenas llegar al Consolat de Mar, las cosas cambiarían, tanto por cuenta propia como por una potencial capacidad de transmitir confianza tanto a "emprendedores" particulares como al sector privado en general. Esto, de momento, no se ha producido. El president Bauzá sostiene ahora que ni a él, ni a su gobierno les corresponde la tarea de crear puestos de trabajo.

Los términos se han invertido tanto que Balears ha perdido incluso su capacidad de potencial efecto reclamo para quienes están en expectativa de empleo y esto crea algunas falsas apariencias, como la de que los inmigrantes hallan más trabajo que los españoles. No es exactamente así. Como confirman los sindicatos, resulta más bien que bastantes de ellos se deciden por regresar a sus países de origen.