Deslumbrada y un tanto deprimida por la crisis económica que todo lo eclipsa, Mallorca tiene sin embargo, ahora mismo, en materia turística, algunos retos favorables importantes que debe saber aprovechar y rentabilizar de forma inexcusable. Porque las oportunidades muchas veces se presentan cuando menos se espera y el viento no siempre juega a favor. Ahora, en cuanto a ocupación hotelera, sí lo hace. La prueba más elocuente de todo ello, aparte de las cifras globales ya conocidas, está en las extraordinaria afluencia de turistas procedentes del Reino Unido, hasta el punto de alcanzar récords históricos.

En un año en que los británicos, por distintos factores, han hecho menos las maletas para viajar al extranjero resulta que, por lo que respecta a Balears y en particular a Mallorca, ocurre todo lo contrario. Los visitantes procedentes del Reino Unido mantienen y acrecientan su querencia por las islas. Este año se han incrementado en un 8% –400.000 personas– lo cual pone al archipiélago en una cuota de mercado, en este ámbito, del 16,6%. Con estas cifras caen también algunos tópicos que se han venido alimentando en los últimos tiempos y así lo ha confirmado el director de la Oficina Española de Turismo en Londres, Ignacio Vallejo, ante el Congreso de la Asociación de Agencias de Viajes Británico que acaba de abrirse.

En contra de una impresión bastante generalizada, Vallejo sostiene, por contra, que este alto ascenso de turistas procedentes del Reino Unido no es atribuible al efecto de la llamada ´primavera árabe´ y de la inestabilidad política y social que se ha ido generando en el norte de Africa. O por lo menos no lo es de forma significativa. En cambio, lo que sí parece que ha sido determinante a favor de Mallorca es la caída del mercado turco, la contención de precios que han mantenido las cadenas de Balears y otros elementos casi naturales como la comodidad y facilidad de los transportes y la consiguiente proximidad y regularidad de tiempo en los desplazamientos entre el Reino Unido y Balears.

Un 2011 excelente y un 2012 que también puede serlo si atendemos al ritmo de reservas actuales. Parece que el cliente británico, mientras pueda, ni siquiera se plantea la posibilidad de renunciar a sus vacaciones mallorquinas. Pero aún hay más porque el presidente de ABTA, John Mc Ewan, al abrir su congreso, ha advertido que estas cifras todavía pueden mejorar si se logra alargar la temporada, más allá del consabido sol y playa, con la diversificación de ofertas y alternativas, desde el tantas veces olvidado potencial cultural, al atractivo puntual del golf.

O sea que, incluso dentro de las particularidades y las querencias del vigoroso mercado del Reino Unido, volvemos a lo de siempre, a la necesidad de consolidar y dilatar la temporada porque en sol de Mallorca y su realidad etnográfica y social puede calentar y dar vida a muchas cosas más que a la arena de la playa. Hablamos de diversificación, no de renuncias y de la convicción de que todo depende de los potenciales propios antes que de las carencias o los altibajos y las convulsiones sociales de otras geografías. La consolidación y la fidelización al alza del turismo británico viene a ser algo así como los réditos de derechos consolidados. Pero no son ilimitados. También esta claro que no queda otro remedio que reinventarse cada día para poder seguir manteniendo la misma fidelidad actualizada con nuevos atractivos.