Sin consorcios ni fases preliminares. Por iniciativa y con impulso privado aunque, eso si, aprovechando y respaldando los canales que abre y las facilidades que concede el actual Govern. Pero, de todos modos, el hecho evidente es que la iniciativa privada parece tomar de una vez por todas la delantera sin esperar a que la Administración corrija errores acumulados o actualice el sentido práctico de una eficacia perdida.

El proyecto presentado ayer por Meliá Hotels International, que ya parece bastante consolidado, supondrá la transformación de la silueta y del urbanismo interior de Magalluf, un destino de los llamados maduros pero que, precisamente por exceso de madurez, estaba a punto de caerse del atractivo árbol de la oferta turística. Contemplada desde el punto particular de este enclave o, si se quiere del municipio de Calvià, ésta es la situación. La solución, en forma de reconversión y de una modernización que el cliente particular y el mercado general exigen, se genera a partir del Sol Calvià Resort, con una inversión estimada en 135 millones y que aspira a interconectar aumentar y modernizar la oferta de media docena de hoteles de la cadena promotora. Dicen que es algo que por ahora sólo puede disfrutarse en San Diego, en California, y en Singapur.

El macroproyecto fue presentado, con asistencia del Govern, el mismo día en que también recibió la rápida declaración de interés autonómico por parte del Ejecutivo. La sintonía parece ser plena, en todos los aspectos. Incluso en algunos que se adentran en la polémica y que pueden derivar en conflicto de competencias administrativas. Lo decimos porque Sol Calvià Resort aspira a explotar un kilómetro de playa, cuestión que el conseller Delgado, no sólo ve factible con los postulados del Estatut, sino que pretende potenciar en otros puntos inspirándose en actuaciones semejantes ya desplegadas en Eivissa. Pero también es cierto que Demarcación de Costas y los propios ayuntamientos tendrán algo qué decir y alguna competencia en todo ello.

La reconversión en cuatro estrellas de los actuales hoteles Sol Antillas Barbados, Mallorca Beach, Royal Beach, Sol Trinidad, Sol Guadalupe y Sol Jamaica, para transformarse en el magno resort de la cadena Meliá, crea una abundante expectativa laboral en tiempos de alta precariedad en este ámbito y provoca, directamente, la comparación con lo ocurrido en la Platja de Palma. Lo que no han logrado proyectos, consorcios ni estudios lo consigue, directamente, de un plumazo, la iniciativa privada con aval y "seguridad jurídica" del nuevo Govern. Puestos a aprovecharlo todo, el conseller Delgado ya ha ensayado la vía de explotación política de estas practicas novedosa y eficaces. Está convencido de haber acertado.

La operación y la inversión emprendida por Meliá Hotels parece encarnar al detalle los nuevos modelos de explotación turística que está decidido a impulsar el Govern Bauzá. Incluso es posible que se ofrezca como modelo propicio para que otros se miren en él. No será del agrado de una oferta complementaria que ya ha lanzado su voz de alarma, ni de quienes abogan por el uso público de todo el litoral. El modelo turístico necesita reciclarse a todas luces y alargar temporadas y ofertas. El PP se ha decantado claramente por confiar el grueso de esta operación a los hoteleros.