Se viene hablando hace mucho de la aldea global, pero hasta que no han aparecido los cotilleos de la alta sociedad política la aldea en cuestión estaba incompleta. Los cotilleos son de gran importancia en la vida de cualquier sociedad, pues lo que unos piensan de otros va tejiendo una red que los mantiene unidos. La otra versión del asunto sería, por tanto, que Wikileaks, aunque parezca un disolvente, en realidad es un pegamento. Los cotilleos son fuente primordial de la moral pública, pues toda opinión sobre los demás contiene un juicio y éste, una idea de lo que está bien y lo que está mal, consensuada en el Parlamento de cotillas. Esos grupos humanos que a la hora del té en el casino, o mientras juegan la partida, o en una cena de matrimonios, despellejan a todos los vecinos del lugar mantienen en pie las buenas costumbres. El Departamento de Estado vendría a ser el casino global.