Me llegaron al alma las primeras palabras del general de la policía colombiana Luis Mendieta tras ser liberado este lunes después de doce años de secuestro a manos de las guerrillas de las FARC. Más allá de la queja por una década larga sin libertad, sin familia, sin afectos ni respeto a su integridad física, lamentó esa enorme pérdida de tiempo por lo que ha dejado de aprender, de leer, de saber. "Salgo en este momento desconociendo muchas cosas del mundo, del país, además de los doce años de rezago académico, intelectual", dijo en declaraciones textuales, con una cadena y un candado aún rodeándole el pescuezo. Qué tío. Me quito el sombrero. Debe ser que las personas que merecen la pena están retenidas contra su voluntad en la selva, mientras que los cretinos integrales campan a sus anchas por la llanura de nuestro presente. Encuentro realmente injusto que el general Mendieta haya estado cautivo y afligido porque no podía abrir un libro durante doce largos años, mientras que una universidad española cobija una tesis doctoral sobre Belén Esteban. ¿Eso es Bolonia, o la mortadela de Bolonia? La proposición argumental de que la antedicha es un fenómeno sociológico que se explica por su ordinariez inmanente te la demuestro yo sin pasarme ni media hora en una biblioteca, so caradura. Que me den un cum laude, y una cátedra, y unos cursos de verano, y a vivir la vida.

La misma semana en que la ínclita ex novia de Jesulín de Ubrique firmaba un contrato de 1,2 millones de euros con Telecinco (socia, no lo olvidemos, de Cuatro), la feria del libro de Madrid anunciaba un bajón del 10 por ciento en sus ventas en ésta su última edición. Que panorama desolador. Ambos hechos se relacionan de una manera muy simple: si usted fuese Rodríguez Zapatero después de una ardua jornada laboral en la que el Fondo Monetario Internacional le da collejas, los sindicatos le desprecian y sus ministros se escaquean, ¿qué elegiría: el último de Eduard Punset o ´Sálvame´? El general Mendieta, mi héroe, se lanzaría sin dudarlo al primero y disfrutaría de perderse al fin en la selva de las ideas. Yo creo que ZP le daría a la opción B, y con un poco de suerte se quedaría dormido en la primera pausa para la publicidad. Suerte para nosotros, si además sueña que todo el problema nacional estriba en la última presunta pelea de María José Campanario y su marido, porque mañana se levantará con renovados bríos, con ganas de soplar una vuvuzela, y España campeona.

La propia Mercedes Milà, periodista poco sospechosa de cultureta, ha entonado el ´basta ya´ ante la degradación de una televisión que es la suya y que no deja de tener audiencias millonarias. "Pues cambia de canal, mona", le ha contestado Jorge Javier Vázquez, presentador de ´Sálvame´, un tío listo disfrazado de payaso. Eso. Buena idea. Cambiemos todos de canal y mandemos al paro a Belén Esteban y a su doctoranda, y atrevámonos luego a lamentar los años perdidos en esta selva plagada de cotorras que es la telebasura, donde sólo nos retenía nuestra propia vagancia. General Mendieta, ayúdanos con tu ejemplo, que la libertad es muy dura cuando se aplica al mando a distancia.