Que el alcalde de Calvià, Carlos Delgado, aspira a liderar el PP balear más pronto que tarde no es un secreto para nadie. Quiere ser presidente de Balears. Se siente poderoso en su feudo y cree contar con fuerzas mediáticas suficientes para intentar el asalto, pero le faltan apoyos en Palma y, sobre todo, en el resto de la Part Forana, donde el partido sigue siendo más regionalista de lo que él quisiera. Sin embargo, quizás precisamente por eso –por su diferente manera de entender el partido– no duda en enfrentarse a una dirección regional que podría llegar a expulsarle si no cesa en sus provocaciones. La última, la anunciada para mañana, cuando ha previsto presentar a su sucesor, como candidato a la alcaldía de Calvià, sin respetar las normas que rigen en el PP para la confección de las listas electorales.

Para mañana está previsto que la junta local del PP de Calvià presente oficialmente a Manu Onieva, su actual presidente, en contra de los criterios de la dirección balear. El portavoz del partido, Miquel Ramis ya ha advertido que de mantener la convocatoria se caería en un grave caso de indisciplina y en parecidos términos se ha expresado el presidente balear, José Ramon Bauzá, a quien Onieva no duda en tratar de mentiroso. Según el aspirante a alcalde de Calvià, la junta local y Bauzá habrían llegado a un acuerdo para presentar en sociedad al futuro candidato, pero el presidente regional lo niega, lo que ha llevado a Onieva a exigir su dimisión tras asegurar que él lo hará si se demuestra que es él quien miente. En definitiva, un enfrentamiento en toda regla que se remonta al momento mismo en que Jaume Matas emigró a Estados Unidos dejando el partido huérfano de liderato.

Desde entonces, Delgado no ha cesado de pisar el terreno a quienes han sucedido al presidente huido. Primero a Rosa Estaràs y después a Bauzá, de quien se dijo, antes de que se le designara sucesor de Estaràs, que podría ser el político puente entre la facción del alcalde de Calvià y el sector más regionalista. Sin embargo, Delgado no ha dudado tampoco en enfrentarse al nuevo líder, al que, evidentemente, no reconoce como tal. De hecho, éste es el problema: la falta de liderazgo en un partido que es la única alternativa posible a la actual mayoría de centro-izquierda. La guerra civil iniciada por Delgado es, en este sentido, un inconveniente más para que el PP balear consiga la estabilidad necesaria e intente recuperar la confianza de la sociedad balear.

El presidente regional ha remitido a todos los militantes de Calvià una nota en la que explica sus razones por no reconocer la candidatura de Onieva como posible sucesor de Carlos Delegado, para "garantizar, entre otras cosas, el derecho de cualquier afiliado a plantear su candidatura ante futuras convocatorias". Es decir, que abre la posibilidad de que haya otro candidato. El conflicto es suficientemente grave como para provocar un cisma en el PP balear cuyas consecuencias son en estos momentos impredecibles. Delgado dice contar con apoyos en Madrid además de los mediáticos, pero Bauzá también. Habrá que esperar a mañana para saber si hay o no rectificación por parte de Calvià y, según sea el desenlace, si Bauzá es capaz de meter en vereda al díscolo Delgado.