La compañía aérea Finnair regalará implantes de pechos a sus más fieles y asiduas clientas en una insólita promoción de vuelos, o de tetas, o de ambas cosas a la vez. Qué pillines los amigos finlandeses, tan encantadoramente muermos y con un frío todo lo sano que se quiera pero que pela. Lo cual vendría, por cierto, a explicar su record de aprovechamiento escolar, que están los colegiales más concentrados que el lavavajillas Fairy. Los finlandeses son buena gente como el que más, pero cachondos, lo que diríamos cachondos no parecían. Con ocurrencias como la que comentamos, qué guardamos para un Berlusconi.

¿Será verdad que sin tetas no hay paraíso? Lorenzo Villalonga ya advertía de que no hay más paraísos que los perdidos, pero sin establecer ninguna relación causa-efecto, entre eso y la caída de la teta. Vivimos un mundo la mar de extravagante en el que las líneas aéreas se promocionan regalando tetas, los periódicos juegos de sábanas, y los bancos sartenes antiadherentes. Y donde sí que siguen existiendo paraísos: los fiscales. Y donde "Quod natura non dat, silicona prestat", valga la chapucera paráfrasis. El otro día fuí a un super a por pan de molde y me regalaron una participación en un sorteo, ante notario, de dos billetes de avión ida y vuelta a Berlín, a ver lo que les queda del muro. Si no me toca, siempre me quedará el recurso de quedarme en casa comiendo pan de molde y viendo lo que queda del edificio Gesa, ese otro estorbo.

Mi tía Práxedes no entra ni sale en esa flipante iniciativa comercial de Finnair, pero vislumbra discriminación positiva por sexo, el femenino en este caso, ya que al parecer no se contempla obsequiar con nada a la asidua y fiel clientela masculina. Para el machito, ni agua, o todo lo más un "kitos palion", que es como se dice gracias en finlandés. "Al varón se le podría obsequiar con un primoroso alargamiento de pene, opcional por supuesto". "Que en eso, como en todo lo demás, o casi, más vale que sobre, que falte". Sería interesante saber qué opina la señora Bibiana Aído, titular del ministerio más evanescente e improductivo del mundo, pero no se la puede molestar porque está ahora concentrada en expurgar el refranero español.

Nada tiene que objetar tía Práxedes, como mujer, a los implantes, si bien no ve como positiva la trivialización de lo que en definitiva no deja de ser una operación quirúrgica, el sumun de lo cual sería cierta discoteca, de Granada si no recuerda mal, que anunció una fiesta con un sorteo de implante de tetas como premio. Finalmente se impuso el sentido común, esta vez. Por lo demás a ella, mi tía, esas frikis o no frikis que van de tele en tele, le parecen mayormente más necesitadas de un implante de cerebro, que de glándulas mamarias.

Volar ya ha perdido el encanto y la clase. El listón parecía no poder estar más bajo, pero ahí tenemos a una muy conocida charter europea que ha propuesto que los viajeros vuelen de pie para abaratar costes. A los chinos, cómo no, ya se les había ocurrido antes. Tía Práxedes es de los de miedo a volar y si le preguntas el por qué te contestará "porque no soy la abeja Maya". Accidentes, secuestros y terrorismo aparte, hace poco dos pilotos se olvidaron de aterrizar discutiendo y se dieron cuenta 230 kilómetros más allá de su punto de destino. No crean que pasó en algún avión pongamos de Papúa o Toctumbú, sino norteamericano y en un vuelo entre California y Minneápolis. La semana pasada, extravían un ataúd con un cadáver dentro en un vuelo de Palma a Jerez. Y hablando de extravíos, 360 mil maletas con destino a Palma se perdieron en 2007, de las cuales 11.500 nunca fueron localizadas. "Y es que en el fondo, no hay vuelo que no sea un poco aterriza como puedas. Por cierto, según una leyenda urbana, en un vuelo, a Anita Obregón le estalló una de las tetas.

Igual los de Finnair conocían la sentencia de nuestro Tribunal Supremo, afirmativa de que un "top less" de una miss es de "interés público". En cualquier caso el mensaje como si fuera "A Finnair no se le caen ni los aviones, ni las tetas". Como tiene que ser, por lo demás.