Agradezco el apreciado tono de diálogo constructivo que hemos establecido en nuestros escritos publicados en las páginas de Diario de Mallorca. También agradezco a los rectores de este diario la comprensión por aquellos aspectos reiterados del análisis sobre el tema Escuela, lengua y fracaso.

Así pues, con el propósito de continuar enriqueciendo el debate sin salirme de los límites de lo técnico, escribo y contesto, en última participación, a los distinguidos profesores autores de "No és (només) la llengua ni és (només) l´escola" (Diario de Mallorca, dia 27-10-08). La razón principal de esta respuesta no es otra que rechazar la atribución de lo que llaman mis interlocutores "error metodológico" cuando atribuyo al "?analfabetisme funcional adult d´una parte dels estudiants balears a una sola variable?". Por el respeto que me merecen y el que se le debe a la fidelidad de los textos pretendo aclarar dicha disonancia cognitiva:

De entrada expreso que asumir dicho planteamiento sería cuanto menos una explicación miope o simplona del tema. Pero, dicho esto, tengo que señalar que en ninguno de mis artículos y trabajos publicados existe dicha atribución. ¿Qué es lo que expresamente existe? Sencillamente, el llamado perfil del analfabeto funcional , esto es: "el perfil del analfabeto funcional de la Islas Baleares se inclina hacia alumnos mayores de 17 años, nacidos en el resto de España y en el extranjero, escolarizados en centros urbanos y públicos, de sexo masculino, de lengua nativa castellana y de padres con estudios no universitarios". Que relacionando este perfil de analfabeto funcional y todo lo expresado sobre el infausto método (perdónenme la licencia que no es sólo emotiva) de la inmersión lingüística, se haya hablado de "fracaso escolar", y "de lengua vehicular" relacionándolos en conexión causa-efecto, no he sido yo el que ha establecido dicha relación biunívoca. ¿Qué es lo que yo he sugerido en mis artículos publicados en DM los días 13-08-08; 14-08-08; 13-09-08 y 21-10-08? Sencillamente eso que mis estimados amigos expresan cabalmente con "No és (només) la llengua ni és (només) l´escola". El problema diferencial está en el matiz de carga significativa que otorgamos al no enseñar-aprender las primeras letras en lengua materna. Y mi rechazo estriba en ponderar las negativas consecuencias para los aprehendientes que, como resultado de la inmersión, son apartados de un modelo de aprendizaje basado en el alumno. Lo que significa que por razones de carácter ideológico y no técnicas se da la espalda a un modelo de enseñanza, (enseñanza-aprendizaje en lengua materna como hacen en Finlandia), derivado de investigaciones sociológicas, cognitivas y psicolingüísticas del aprendizaje, para acogerse a otro que solo tiene el parabién de una ideología dominante. En medio de una u otra opción de modelo de aprendizaje se encuentran los damnificados de siempre: el casi 50% de analfabetos funcionales que obtiene el sistema escolar obligatorio de las huestes de las clases sociales más desfavorecidas.

Por lo tanto, no siendo la lengua el único factor que explica la deserción y el fracaso escolar en las Balears, convendremos, sin embargo, que algo tendrá que ver en los 9 puntos porcentuales de incremento respecto al fracaso medio en España. Lo que nos lleva directo a replantear la Escuela, o como gustan decir algunos: a repensar la escuela o el sistema educativo de Balears. Mi preferencia se orienta por analizar y ponderar los factores endógenos o internos a la propia escuela o sistema (selección de profesorado, práctica docente, currículum, horarios, recursos, códigos etc.), antes los factores externos o exógenos (familia, contexto social etc.). Las consideraciones que sustentan esta preferencia, entre otras, se encuentran la deformación profesional por un lado y aquella otra derivada de la capacidad de incidir sobre cualquier factor interno con actuación o funcionamiento altamente mejorable. En otras palabras hay que fijarse antes en evaluar la práctica docente y los mecanismos de funcionamiento del centro porque la aplicación correctiva está en manos de los docentes y de los poderes públicos, en cambio, corregir las situaciones de desventaja social, o la escasa implicación familiar? ni depende de nosotros ni está en nuestro alcance en la misma medida. Por estos apuntes y porque la formación de ciudadanos autónomos y libres requiere una escuela adaptada, responsable y eficaz, es por lo que hago propio el título del artículo que da origen a este otro: no es solo la lengua ni es sólo la escuela, pero ambas son determinantes para la buena educación de los alumnos.

(*) Inspector de Educación y doctor en Ciencias de la Educación.