Hoy concluye el plazo para la presentación de enmiendas a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado, y todavía el Gobierno no tiene claros sus apoyos. CiU ha sido la primera formación en presentar la suya pero ello poco significa toda vez que el pasado año PNV y CiU retiraron sus enmiendas poco antes del debate. Como se sabe, según el actual procedimiento reglamentario, todas las enmiendas a la totalidad se votan juntas, y los Presupuestos sólo son tramitados si obtienen más votos que las enmiendas.

El argumento esgrimido por CiU es obvio y frágil, o sea que oculta claramente una motivación política. Duran Lleida considera las cuentas públicas confeccionadas por Solbes "inverosímiles", ya que a su juicio fueron redactadas antes de la crisis, después "superadas y destrozadas" por el crash y apenas adaptadas luego parcialmente a la nueva e infausta coyuntura. En su opinión, el Gobierno ha "desaprovechado la oportunidad" de utilizar los presupuestos como un "instrumento de concreción contable" para aplicar el plan de acción de relanzamiento de la economía.

Semejante juicio es una verdad a medias, ya que en realidad nadie sabía hace unos pocos meses ni la envergadura de la crisis, ni su profundidad, ni su duración. Los hechos han "superado y destrozado" todas las previsiones, entre ellas las del FMI, las de la OCDE, las de la Comisión Europea... Cualesquiera presupuestos acomodados a los datos macroeconómicos de 2009 son, pues, inseguros y aventurados, de forma que habrá que ir haciendo camino al andar, adaptando la política presupuestaria a los acontecimientos. En realidad, lo que ocurre es que la federación CiU, que está más atenta a su clientela catalana que a sus obligaciones de Estado, no quiere aproximarse al Gobierno en tanto no se resuelva a su satisfacción la reforma de la financiación autonómica, un asunto que, como es obvio, no se puede abordar plenamente ahora, al menos en el terreno práctico de elevar los flujos dinerarios hacia las autonomías. Temeroso de que en Cataluña se le acuse de blando, Duran i Lleida, de acuerdo con Artur Mas, ha decidido declinar por primera vez la necesaria cooperación con la mayoría política para evitar un cierto descalabro. De momento, ya que la decisión final está aún en el aire.

Como es conocido, el PSOE, con 169 diputados, está a 7 de la mayoría absoluta, y apenas puede contar con los dos votos del BNG y, quizá, con los dos de Coalición Canaria. Si los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro se abstienen, le bastaría a la mayoría socialista con los seis del PNV, que sin embargo impone condiciones exorbitantes: el traspaso del INEM, lo que supondría la inaceptable ruptura de la caja única de la Seguridad Social, y el I+D. Si los nacionalistas vascos no rebajan sus exigencias -y ya dijo Erkoreka que el PNV apoyaría sólo al Gobierno para "sacar tajada"-, el apoyo no se producirá. Entre otras razones porque, puesto que habrá próximamente elecciones autonómicas en Euskadi, tampoco es imprescindible que salgan adelante los presupuestos vascos.

El proyecto de Presupuestos para 2009 confeccionado por Solbes reduce considerablemente el gasto, prevé déficit y mantiene la inversión productiva. Y es por ello sin duda más operativo ante la crisis que la simple prórroga del Presupuesto de 2008, este sí pensado para una coyuntura todavía expansiva. Es difícil por tanto entender que las minorías estén dispuestas a abofetear al Gobierno en la cara de todos los ciudadanos.