El Congreso del PSOE, que parecía condenado a ser de trámite por el hecho relevante de que ha tenido lugar apenas cuatro meses después de la victoria electoral del 9-M, ha terminado adquiriendo una notoriedad impensada, en parte porque la cúpula socialista ha creído necesario dar una respuesta al ´centrado´ del PP en el recentísimo Congreso de este partido, y en parte asimismo porque Rodríguez Zapatero ha decidido impulsar una amplia renovación de los cuadros dirigentes. En lo tocante al primer asunto, el PSOE ha reconfigurado y redefinido su condición de centro-izquierda. Sin abdicar del pragmatismo ni de la ortodoxia -la llamada de ZP al consumo fue bien expresiva-, los socialistas han remarcado el carácter ideológico de la política económica. Dentro de ciertos límites, que son los que imponen los Pactos de Estabilidad y Crecimiento europeos que limitan rigurosamente el déficit público, cabe un contraste entre el "ajuste" social, realizado con especial cuidado de no cargar el peso del problema sobre los sectores más desfavorecidos, y el "ajuste" duro, basado en la congelación salarial.

En el mismo orden de ideas, el PSOE ha subrayado algunas de sus líneas maestras, aunque con extrema delicadeza. Se ha avanzado hacia la laicidad, aunque cautelosamente y sin descartar los funerales de Estado según el rito católico como quería una parte de los delegados; se ha abierto la reforma de la ley del aborto, aunque con gran prudencia, requiriendo primero el análisis de los modelos europeos y recabando en todo caso el consenso con la oposición; se han hecho gestos hacia la inmigración -el reconocimiento del derecho al voto en las municipales y la designación de una inmigrante como secretaria de Integración en la Ejecutiva-, etc.

Al propio tiempo -y éste será sin duda el rasgo más perdurable del Congreso-, se ha producido una llamativa e intensa renovación, cuyo dato más elocuente ha sido la entronización de la jovencísima Leire Pajín como secretaria de Organización del PSOE. A su vez, José Blanco, su predecesor en el cargo, es ascendido a la vicesecretaria general, vacante desde que la abandonó Alfonso Guerra en los noventa. Con independencia del papel innovador que Pajín realice en el ámbito federal, es de suponer que una de sus preocupaciones principales versará sobre el peligroso agujero negro que el PSOE tiene en la Comunidad Valenciana. En cualquier caso, el relevo no ha sido traumático: los barones encuentran acomodo en el Consejo Territorial y la nueva Ejecutiva reúne a varias generaciones. Además, la selección no se ha hecho por ´familias´, prácticamente desaparecidas, sino por edades, aptitudes y territorios,

El Congreso ha incluido asimismo otros elementos significativos. Entre ellos, ha asumido el modelo lingüístico catalán -incluso la "inmersión"- frente al Manifiesto circulante, lo que supone una afirmación del pluralismo federalista que ha satisfecho a Montilla y allana el camino a un hipotético pacto con CiU. No se ha hablado de financiación, pero las inminentes negociaciones tendrán ya lugar en un marco distendido y normalizado.

Finalmente, es reseñable que, aunque el PSOE se ha reafirmado como partido de izquierdas-, lo ha hecho con una mayor madurez, propia de quien gobierna y ha de plegarse al realismo. Es, en fin, una socialdemocracia más solvente, que ahora deberá ponerse a prueba en el más difícil de los terrenos, el económico, en que las necesidades son muchas y las armas, escasas. Quizá para ello Zapatero sorprenda más bien pronto que tarde con un relevo significativo al frente de la vicepresidencia económica.