Realizadas las votaciones correspondientes, y ya con la lista de la nueva ejecutiva, parece que puede decirse, como lo hacen Eduardo Madina, nuevo vocal, y José Blanco, el eficaz secretario de organización ascendido a vicesecretario, que ésta es "una ejecutiva renovada, profundamente renovada, con personajes nuevos pero también con elementos experimentados", y que es "una ejecutiva para un nuevo tiempo, el tiempo de la igualdad".

En todo caso, tanto la renovación de la propia ejecutiva, como la consideración de los asuntos permiten concluir, como lo hacen unos grandes titulares de este domingo, que "el PSOE gira más a la izquierda, en el mayor cambio ideológico desde que dejó el marxismo". Ese mismo análisis subraya el evidente propósito socialista de alejarse tanto del PP como de la Iglesia Católica, elevando su apuesta social. En la mayor parte de los primeros análisis se insiste y se coincide, particularmente en la prensa más afín al PP, en que "el PSOE consuma su deriva radical con más laicidad y la ampliación del aborto", que el PSOE impulsa una ley de plazos del aborto, pero no revisará los acuerdos con la Iglesia, o bien, que "el PSOE apuesta por ampliar las libertades".

Será preciso ver cómo evolucionan y se desarrollan esas ideas aprobadas en el plenario, particularmente las referidas al aborto, la eutanasia y la retirada de los símbolos religiosos de los espacios públicos, las tres manifestaciones más visibles de ese giro hacia la izquierda. Por lo demás, de este fin de semana habrá quedado la imagen de un Congreso centrado en debates de normas, frente a otros dos Congresos, los del PP en Cataluña y en Baleares, en los que los abucheos y las protestas contra "la autoridad de Madrid" han sido clamorosos y nada edificantes.

Pero regresando al PSOE y su 37 Congreso, hay algunas novedades más no menos relevantes, como el premio que Zapatero ha querido dar a su fiel y eficaz Blanco, auténtico número dos, hasta número uno, en el día a día del partido. Blanco pasa a tener el cargo que ocupó en su día Alfonso Guerra. Y en su lugar, Zapatero asciende a otro "joven valor" de aquéllos en los que apostó desde el primer momento de su llegada al poder, o que le ayudaron a conseguirlo, Leire Pajín, ya experimentada pese a su poca edad. Pajín es la primera mujer en un puesto de tanta trascendencia desde que lo ocupara Carmen García Bloise con Felipe González. Es decir, que en ambas designaciones Zapatero parece querer seguir los pasos de González, hasta el momento el más exitoso de los presidentes socialistas, y una figura ya escasamente discutible, "por encima del bien y del mal", aunque sus tesis puedan verse radicalmente rechazadas por su sucesor, como e el caso de la energía nuclear.

El caso de Leire Pajín también puede recordar otras apuestas "feministas" de Zapatero, como las de Carme Chacón o Bibiana Aído, algunas efectuadas "contra viento y marea", e incluso pese a una cierta resistencia interior en el PSOE. Pero, después de dos elecciones consecutivas ganadas, ¿quién podrá oponerse a los designios del todopoderoso Zapatero, resistente incluso a quienes pretendieron atribuirle la condición de gafe?