Rodolfo se precipitó hacia la cama y gritó: "¡Mimí, Mimí...!". Se arrojó sobre el cuerpo inerme y reiteró su desesperación: "¡Mimí, Mimí...!". Era el 2 de noviembre de 1967 y con la última escena de La Bohème de Giacomo Puccini bajó por última vez el telón del Teatro Lírico. Palma iniciaba una de las transformaciones urbanas más importantes del casco antiguo tras la caída de las murallas.

Unos meses después, ahora se cumplen 40 años, comenzaron las obras de s´Hort del Rei. Para que Palma gozara del jardín diseñado por Gabriel Alomar y de una nueva visión del palacio de la Almudaina, la piqueta tuvo que emplearse a fondo. Acabó con el Lírico, pero también con otros edificios emblemáticos de la ciudad. Cayó el bar Riskal, vecino del teatro, que había sido lugar de tertulias literarias en las que reinaba Llorenç Villalonga. Desapareció el hotel Alhambra, uno de los mejores de la ciudad, en cuya cocina había oficiado mestre Tomeu Esteva, entre otros nombres ilustres de los fogones. En el otro extremo de la calle Antoni Maura fue derribado el cuartel de Caballería. Esta vía, recientemente reformada para construir un aparcamiento, debía su aspecto anterior a las obras desarrolladas en 1968 y comenzó el siglo XX como calle Marina.

También fueron demolidos algunos comercios emblemáticos de la ciudad como la barbería Corró, la tienda de fotografía de Can Truyol, la de bicicletas de Can Gomila, la sede del Auxilio Social o el consignatario de buques Schembri.

Gabriel Alomar diseñó, en sus tiempos de la Comisaría General del Patrimonio Artístico Nacional, un Hort del Rei inspirado en los juegos de agua y plantaciones de los huertos árabes. Según cuenta el arquitecto en sus Memorias de un urbanista 1939-1979, ni él ni Francisco Prieto-Moreno, con quien compartió la firma del proyecto, cobraron honorarios: "Se trataba de respaldar con una cooperación que llegara de Madrid, la encomiable alcaldada de Máximo Alomar". El coste de la obra fue de 25.000.000 de pesetas (150.000 euros), "que a la vista de la calidad de la obra no pareció a nadie excesiva", escribe el mallorquín.

S´Hort del Rei fue una obra importantísima para poner en valor el patrimonio arquitectónico de la Palma más primitiva, con s´Almudaina, el arco de las atarazanas reales y la catedral. Gabriel Alomar acertó de lleno.