Los sindicatos han calificado de vergüenza e inmoralidad la recomendación que hace el Govern a quienes quieren invertir en Balears. En una web de la conselleria de Economia se les garantiza una buena rentabilidad porque los salarios que se pagan son bajos, inferiores a la media estatal y casi la mitad de la media europea. Es decir que a nivel salarial estamos en pleno subdesarrollo y, para colmo, nuestro gobierno presume de ello. Quienes inviertan en las islas tendrán unos costes laborales reducidos y al mismo tiempo deberán hacer frente a unas cargas sociales, como la seguridad social o los impuestos, inferiores a la mayoría de países europeos. También, según la conselleria de Economia, los despidos son baratos y eso proporciona una mayor flexibilidad a las empresas. En resumen, para UGT y CCOO, el Govern se ha quitado la careta al exponer ante el mundo cual es su modelo real de relaciones laborales.

El govern del PP presume de pleno empleo y de estar creando constantemente nuevos puestos de trabajo. Hoy mismo lo hará, de nuevo, en el hotel Valparaíso, donde el president Matas presentará un estudio sobre la evolución del mercado laboral a lo largo de la última década. Se dirá que en verano del año pasado se superaron todas las marcas históricas con más de medio millón de empleos y que el ritmo de creación de puestos de trabajo es de casi un seis por ciento, el doble de la media estatal. Pero, en cambio, no es probable que se recuerde que los salarios son inferiores a esta media o que, como se recoge en la web, el coste medio de la mano de obra en Balears es de 12´5 euros la hora frente a los 15 de la española o los 26´4 de Alemania.

Lo grave es que los datos expuestos por la conselleria de Economia en esta página son reales. "Son objetivos y han sido tomados de los informes del Instituto Nacional de Estadística y del Eurostat" respondió un portavoz del Govern al ser requerido por este periódico. Es decir, que lo que objetivamente sería un dato preocupante para la salud social de quienes residen en Balears, es un excelente indicativo para la salud económica de las empresas o, para ser justos, de algunas empresas. Es lo que denunciaban los sindicatos el pasado 1 de Mayo, con toda razón pese a su desunión y escaso poder de convocatoria: los puestos de trabajo aumentan pero crece la precariedad y disminuye el poder adquisitivo de los trabajadores.

Basta comparar los salarios -esos de los que presume el Govern para atraer capitales hacia el paraíso balear- con el precio de la vivienda, que ya es de los más caros de España o de la renta per cápita que, aunque ha disminuido, sigue estando por encima de la medida europea. ¿No es éste un indicativo claro de que la riqueza que se crea en las islas no está bien repartida? Decir que en Balears el trabajo cotiza menos que en otras latitudes no es apostar por la innovación o la formación, como se proclama también desde el Govern, sino por perpetuar un modelo social basado en la escasa cualificación profesional.

El abandono de los estudios por parte de los jóvenes antes de acabar su ciclo formativo o sea la desinversión en capital humano, es considerado uno de los déficits estratégicos que lastran a la sociedad balear para hacer frente a su futuro con garantías de éxito. Y, sin embargo, para algunos, incluido el Govern, se trata de una ventaja competitiva. La misma que dicen tener los países subdesarrollados que no pueden ofrecer nada más que mano de obra barata. Estos países que para su desgracia suelen tener gobernantes con pocos escrúpulos para venderse al mejor postor.