La selección española femenina de balonmano arrancó su camino para revalidar el podio que logró hace cuatro años en los Juegos de Londres con un importante y convincente triunfo (19-25) sobre Montenegro, en un encuentro el que las "guerreras" dieron una auténtica lección defensiva.

"En defensa tenemos que obligarlas a pensar, tenemos que hacerlas dudar", insistió una y otra el seleccionador español Jorge Dueñas en las horas previas al inicio del partido.

Una consigna, casi una letanía, que no pudo calar más profundo en las mentes de las jugadoras españolas, que durante los primeros veinte minutos de encuentro dieron toda una lección de cómo cerrar cualquier camino hacia el gol.

A base de anticipación, de ayudas constantes y, sobre todo, de muchas piernas, las "guerreras" acabaron con cualquier idea ofensiva de la montenegrinas, que sólo encontraron un pequeño respiro en la extremo derecha Radmila Petrovic, autora de los tres primeros tantos del conjunto balcánico.

Una fórmula insuficiente para superar a un equipo español, que no sólo controló a las poderosas lanzadoras de Montenegro, si no que además forzó infinidad de pérdidas y robos de balón, que posibilitaron a Españadesplegar su juego de contragolpe.

Así a la carrera, el conjunto español consiguió abrir una importante renta de cinco tantos en el marcador (4-9) que obligó a pedir con urgencia un tiempo muerto al preparador montenegrino Dragan Adzic.

Pero ni la salida a la pista de Andela Bulatovic por una gris Bojana Popovic, que en su retornó a la competición, cuatro años después de anunciar su retirada, tan sólo logró ralentizar el juego de las balcánicas, sirvió para resquebrajar la muralla española.

Solidez en defensa, fluidez en ataque

Una solidez defensiva que tuvo su continuidad en ataque, donde España con un dinámico y variado juego, liderado por una brillante Nerea Pena, autora de cuatro tantos en el primer tiempo, logró hacer llegar siempre el balón a la jugadora mejor situada para marcar gol.

Fluidez ofensiva que permitió a las de Jorge Dueñas no sólo conservar su ventaja, sino incluso aumentarla, hasta alcanzar una máxima diferencia de seis tantos (4-10), que tan sólo se vio reducida al descanso (10-14) por una inoportuna exclusión final de Lara González.

Pero hoy nada fue capaz de descentrar al equipo español, que a base de defensa y más defensa volvió a dar un nuevo zarpazo en el tanteador para situarse con una renta de siete goles (12-19) a falta de veinte minutos para la conclusión.

Un tiempo en el que España mostró su oficio y experiencia, con una inteligentísima Macarena Aguilar como directora de orquestas, para asegurarse no ya la victoria (19-25), si no una amplia diferencia de goles que puede ser decisiva en un grupo tan igualado como en el que figura el conjunto español.