Cuando alguien se detiene a pensar en Sergio Llull (Mahón, 1987) ve al jugador exterior español con mejor físico, un base-escolta de 1´90 capaz de frenar a auténticos prodigios de la naturaleza como son la mayoría de los jugadores del equipo olímpico de Estados Unidos. Será la segunda oportunidad para el menorquín de colgarse la medalla de oro. Ya tiene una de plata, la que consiguió en Londres 2012.

En aquel Campeonato, el base todavía no tenía el rol de ´estrella´ del que goza ahora tanto en la selección española como en el Real Madrid. Aún así, aprovechó sus minutos al máximo. En la final frente a EE UU no brilló en la anotación (5 puntos) pero le dio al equipo una séptima velocidad absolutamente indispensable si se quiere ser competitivo frente a los norteamericanos. Le tocó defender a un hueso duro como Russell Westbrook, subcampeón de la NBA aquel año, a Kobe Bryant y en muchas jugadas a Kevin Durant.

En la actualidad, Sergio Llull es un jugador nivel NBA. Si no está jugando en los Houston Rockets es porque no quiso. Había finalizado una temporada de ensueño en 2015 con la conquista de cuatro títulos: Supercopa, Copa del Rey, Liga Endesa y la ansiada Euroliga. Daba la sensación de que Europa se le había quedado pequeña y en la NBA esperaban los Houston Rockets de James Harden. Muchos dieron por hecha su salida porque tenía condiciones de sobra: defensa, lanzamiento de tres, capacidad de jugarse el tiro decisivo en los últimos segundos con el defensa encima, habilidad para librarse de marcadores y el pase. Sin embargo, el de Menorca prefirió seguir en España.

Al Madrid llegó en mayo de 2007, procedente del Bàsquet Manresa, club con el que debutó en la ACB. Antes tuvo una experiencia en EBA con el Finques Olesa tras formarse como jugador en La Salle de Mahón. En el conjunto blanco, Joan Plaza fue el encargado de pulir el diamante que tenía entre manos. No obstante, el mahonés explotó a las órdenes de Messina, quien le puso a jugar de escolta con Prigioni de base para mejorar su labor anotadora. Fue lo mejor que hizo el técnico italiano en su etapa en el Real Madrid. En 2011, Pablo Laso le dio plenos poderes y lo puso como base y escolta según las necesidades del equipo.

Desde entonces, Sergio Llull ha pasado a ser el jugador capaz de frenar a los mejores y de ganar él solo un partido. Alguien indispensable para España si quiere repetir final olímpica.