Uno de esos títulos que destacan por su singularidad, por tratar un tema, el de la emigración judía de los años que siguieron al final de la Segunda Guerra Mundial, prácticamente inédito en la gran pantalla y por la exquisitez y el cuidado puesto en el tratamiento de los personajes y del entorno social. Una decisión que hay que agradecer al escritor germano Michael Bergmann, que fue parte esencial en que el asunto se abordase a partir de dos novelas suyas en gran medida autobiográficas, Die Teilacher y Machloikes .

Se adentra en un terreno muy poco explorado, el de la búsqueda de trabajo de los supervivientes de los campos de concentración nazi y puede catalogarse como una descarada comedia dramática que supone solo el segundo largometraje del director Sam Garbarski que llega a las pantallas españolas, tras la magnífica Irina Palm que vimos en 2007. Plasma la realidad cotidiana de un grupo de judíos que trata de abrirse camino en el Berlín de 1947 y 1948. El verdadero artífice de la historia es el propio novelista, que decide aplicar toda su experiencia e ingenio al tema de montar un negocio de venta ambulante de ropa, formando un grupo de colaboradores eficiente y con cualidades. Aunque en principio parece una idea descabellada, David sabe a qué atenerse y saca un gran partido del complejo de culpabilidad de los alemanes respecto a su comportamiento con los judíos y en tanto responsables del holocausto nazi. Por eso el negocio irá prosperando y la venta de ropa de cama crecerá sobre la mentira de que se trata de prendas de gran calidad procedentes de París.

Eso sí, esta circunstancia le hará vivir sendas experiencias imprevistas, que se convierta en el encargado de contar chistes a Hitler, algo que en principio originará en el graves problemas de conciencia, y que sea sometido a un minucioso juicio que le abrirá las puertas del sexo con la encargada de tomarle declaración. Son cosas que definen rasgos sociológicos de peso en la Alemania de entonces. Lo que no entraba en el paquete es que unos 4.000 judíos acabaran finalmente quedándose en el país que tanto les hizo sufrir