Hace más o menos un año, en concreto el 24 de este mes de 2015, escribí esta columna dedicándola al que era el primer FesTVal de Murcia en una edición de primavera. Hace un año dije, y cito, «que Murcia apueste por la televisión puede resultar raro. Sólo el tiempo lo desmentirá cuando veamos que el FesTVal de Murcia no es un capricho de políticos en campaña». El tiempo, antes de ese escaso año, ha demostrado lo que intuí, que era un capricho de políticos en campaña -se celebraron municipales-.

Dinero tirado a la basura a costa de los ciudadanos. El alcalde de Murcia, José Ballesta, debería de dar explicaciones. ¿Para qué se hizo entonces un festival de primavera dedicado a la tele si no iba a tener continuidad? Es fácil responder pasado un año y sabiendo, como ya se sabe, que este año el FesTVal no se celebra en Murcia sino en Albacete.

Se dilapidó el dinero público porque se pensó, desde el gobierno municipal del PP, que celebrarlo en año de elecciones tendría una rentabilidad política. Ya saben, eso de las fotos con famosos, eso de la alfombra naranja de acceso al teatro, en el caso de Murcia el Romea, y eso del político pillando cacho mediático a costa del dinero público. Todo tirado a la basura porque eso fue un espejismo.

Este año, tal como intuí, no se celebra el festival. Lo malo de todo esto, lo peor, lo que de verdad indigna y encocora, es que no pasa nada. Seguro que ningún grupo político, no por supuesto el que gobierna, pedirá explicaciones. No es la primera vez que pasará, ni la primera vez que ha pasado. En tiempo de elecciones se vive un delirio permanente y se apuesta por historias llamativas. ¿Murcia apostando por la tele? Qué va. Era un capricho de políticos en campaña.