Balears cuenta con 48 barques de bou (barcos de arrastre o arrastreros, en castellano). De ellas, 28 se encuentran en puertos de Mallorca. Sin embargo, este número se va reduciendo cada año porque se van dando de baja y se desguazan a un ritmo trepidante.

El Llandarina, del Port de Sóller, ya forma parte de la historia. Fue desguazado hace unos meses, lo que también implica el punto y final a tres generaciones de pescadores nacidos en el seno de la familia Moranta, una de las más marineras del núcleo costero.

El punto y final del Llandarina viene ser el reflejo de la situación del sector pesquero que en los últimos años ha visto mermados sus ingresos en inversa proporción a la "presión" que ejercen las administraciones públicas y el aumento de costes de mantenimiento.

Complicaciones

Bartolomé Moranta, el antiguo patrón hasta hace dos años, dedicó toda su vida al mar en el que trabajó durante 52 años. Este patrón aseguró que "el oficio de pescador se ha ido complicando cada vez más para no ganar nada, porque la administración se cree que nosotros somos oficinistas" debido a la burocracia a la que están sometidos para el control de capturas. Esta "presión" ha hecho lanzar la toalla a los Moranta "porque no nos dejaban vivir y no quiero que mis hijos pasen más calamidades".

Hasta hace poco iban embarcados como tripulación Antoni y Joan Moranta, Francisco Martínez y Antonio Aguilar. La baja definitiva de la nave, deja la actividad pesquera del Port de Sóller bajo mínimos y con sólo tres embarcaciones ´de bou´ en activo.

El Toni Mollet, del Port d´Alcúdia es otro arrastrero que actualmente está en proceso de desguace. Hace unos días que comenzó a serle retirada la maquinaria de cubierta.

El Port d´Alcúdia contaba hasta ahora con cuatro barcas de bou, desde que el Punta del Vent llegó procedente del Port de Palma. Tras el desguace del Toni Mollet volverán a ser tres.

El Fortunata II, del Port de Palma, y el Rafel Llopis, del Port d´Eivissa, son dos barques de bou más que este año desaparecerán del mar balear. Pero el problema no acaba ahí puesto que la Federación de Cofradías de Pescadores confirma que hay barcos esperando que se publiquen las ayudas para desballestamiento de este año para solicitarlas. Uno de estos casos es el del Nou Capdepera, del Port d´Alcúdia.

Insostenibilidad

Antoni Llitrà, uno de los propietarios del barco, afirma que "es insostenible seguir trabajando con este tipo de barco. Los costes de explotación han aumentado mucho y el pescado sigue valiendo lo mismo desde hace años". Por otra parte Llitrà sostiene que "el caladero comienza a resentirse; somos muchos y salimos cada día. En otros lugares hay vedas por especies o acotaciones temporales de zonas. Nosotros lo hemos hablado mucho pero no llegamos a ponernos de acuerdo".

El secretario de la Federación de Cofradías, Antoni Garau, asegura que "una cosa está muy clara, el arrastre necesita una reorientación, sino es inviable".

Según el dirigente, el sector padece tres problemas mayores: Costes de explotación elevados; producción limitada, aunque asegura que los caladeros no están tan mal como pueda parecer; y la comercialización (precios baratos por la competencia externa)

Garau puntualiza que "la única solución es arbitrar políticas basadas en planes de gestión de las especies y de poner en práctica métodos de ahorro como una motorización menor".

El secretario sostiene que "se ha de desterrar la idea de salir a pescar y capturar hasta que se pueda. Se ha de ser selectivo y coger lo necesario". Las barques de bou capturan el 70% del pescado que se vende en la lonja