Un milano planea sobre el patio. El silencio es casi total en esta finca de Marratxí y el sol adormece. La tranquilidad y la quietud son dueños del lugar. Pero al cruzar la puerta de la casa, la calma desaparece. Solo se oyen gritos y risas de niños. Es Escola Activa de Mallorca (EAM) y los chavales tienen tiempo libre. Cada uno lo disfruta como quiere.

Hace tres años un grupo de padres se constituyó como cooperativa y empezó a dar pasos para abrir una escuela en base a los principios de la pedagogía activa y la psicología humanista. Una escuela diferente. Hoy Escola Activa es una realidad, un centro en el que crecen y aprenden un total de 17 niños. La semana pasada se hizo pública una sentencia de la Audiencia de Palma que ordenaba a los padres de una de las alumnas del centro la inmediata escolarización en un centro reconocido por la Administración. El aviso llegó a Fiscalía de Menorces desde el anterior colegio de la menor. Fiscalía presentó una demanda contra los padres, en un acción inaudita en Mallorca donde hace ya años que existen varios centros autónomos a los que asisten en total más de un centenar de chavales.

El ejemplo más conocido es Sa Llavor, en Mancor de la Vall, que hace siete años que está en funcionamiento y al que han confiado la educación de sus hijos unas 80 familias. La conselleria de Educación es consciente de que existen estos centros y tiene una técnica encargada de supervisar el proceso de homologación y de guiarles en el papeleo. Se les exigen varios requisitos, referentes a la infraestructura (dispositivo de seguridad, medidas mínimas de las aulas, acceso para personas en silla de ruedas...), además de otras condiciones básicas, como un seguro de accidentes, y de formación del personal. Tanto Sa Llavor como Escola Activa están en trámites, pero es un proceso lento. En Cataluña hay centros que han tardado más de ocho años en conseguir la homologación.

No hay una ley que prohíba esta opción, pero a diferencia de otros países, en España la normativa no contempla qué camino deben seguir los padres que quieren una educación diferente a la ofrecida en las escuelas oficiales.

La demanda de este tipo de educación alternativa todavía es tímida en nuestro país (en parte por el desconcimiento y el vacío legal existente), pero el interés está ahí y va en aumento. Los padres interesados se aferran a la Constitución y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos". Ante este fenómeno creciente, caben dos preguntas: ¿por qué huyen estas familias de la escuela mayoritaria y qué tipo de educación defienden?

Rebecca Sánchez es psicóloga y la presidenta de la cooperativa de Escola Activa. Su apuesta es una enseñanza verdaderamente integral, menos rígida y con una atención realmente individualizada, adaptándose a cada niño, a su ritmo y sus capacidades, buscando un aprendizaje realmente significativo y la adquisición de habilidades, no la mera memorización.

Todas estas ideas y conceptos no son precisamente nuevos: "No nos hemos inventado nada". Aparecen en pedagogías de hace ya muchos años y con nombres muy conocidos: de Loris Malaguzzi a Maria Montessori, pasando por Rudolf Steiner y la pedagogía Waldorf. Sánchez indica que es cierto que en las escuelas públicas y concertadas hay profesores que apuestan por directrices de estas corrientes, pero muy poco a poco y, para estas familias, de forma insuficiente. La psicóloga cree que tampoco ayuda la falta de recursos y pone un ejemplo: el de las clases masificadas: "Con las ratios actuales es imposible dar una atención verdaderamente invidualizada".

Con todo, y según comprobó cuando su hija asistía a un colegio público, llegó a una conclusión: "El sistema de enseñanza no ha cambiado mucho desde que yo estudié". Y eso no es lo que ella quiere para sus hijos.

"Queremos que el niño pueda ir aprendiendo sin prisa y sin rigidez y que el aprendizaje no sea ni una cuestión de producción ni de competición", argumenta. Eso no quiere decir que en la escuela no haya límites o normas o que no se aprendan contenidos: "Hemos estudiado a fondo el currículum". Así, los niños estudian qué es una raíz cuadrada, pero de forma diferente. Las maestras (tienen una fija y van contratando a otras de apoyo) buscan siempre la forma de que los niños toquen la realidad con las manos y vean con sus ojos por qué suceden las cosas.

Trabajo por proyectos

Ana Lorenzo es la maestra fija de la escuela. Desde que acabó la carrera de Magisterio, esta burgalesa no ha parado de formarse todo lo que ha podido en este tipo de enseñanza ´libre´ y ha pasado ya por distintos centros de la península que siguen esta filosofía. Explica que hacen dos grupos con los niños (los mayores y los más pequeños) y trabajan haciendo talleres y proyectos, intentando que sean los chavales los que decidan qué temas tratar e introduciendo contenidos de las diferentes materias. Entre los proyectos que han hecho está uno sobre los animales en peligro de extinción (cada alumno elegía uno, hacían fichas de información, los situaban en un mapa del corcho...) y ahora han empezado con un herbario, hecho a partir del jardín y el huerto que tienen en la parte trasera.

"La diferencia de este tipo de educación es que se cuida el desarrollo emocional del niño y las necesidades que van surgiendo en cada etapa, adaptándonos al ritmo de cada uno", indica la maestra, que defiende también el respeto al juego y la necesidad de potenciar el trabajo autónomo del alumno. Ella ha detectado que mientras cada vez más padres se cuestionan los tiempos y plazos que se marcan a los críos, también coge fuerza precisamente la tendencia contraria: la de los progenitores que quieren su hijo lo aprenda todo "cuanto antes mejor". Lamenta que pretendan "que los niños tengan una edad que no tienen".

La escuela tiene 17 niños: la más pequeña no tiene tres años y el mayor ha cumplido los nueve nueve. Se financia con aportaciones de la coopertativa y cada familia paga una cuota mensual de 285 euros. Para el curso que viene ya tienen unas cuantas solicitudes de padres de toda la isla interesados. Y quieren captar más: el próximo día 10 harán una jornada de puertas abiertas, con talleres, charlas y mercadillo. La iniciativa capta el interés de los extranjeros residentes. Ellen Steegmans, de origen belga, es un ejemplo. Madre de un alumno de cuatro años que pasó un curso en una escuela tradicional, defiende con entusiasmo Escola Activa, que ella define como "el colegio de la felicidad".

Educar para la felicidad

"Los colegios públicos son como una cárcel, tienen a 28 niños encerrados en una jaula y no les dejan ser niños", considera, "parece la ´mili´ ". Recuerda que antes su hijo, con tres años, llegaba estresado a casa. Cree que la formación tradicional educa a los niños para conseguir títulos, pero no en gestión emocional y por eso luego los adultos "tenemos que ir a terapia, te encuentras con que tienes cuatro carreras y no eres feliz".

Ella ve fundamental que los niños "sean niños", que aprendan "antes a compartir que a competir" y sobre todo que les den herramientas ya desde pequeños "para llevar una vida feliz". Le gusta además que las familias son más que bienvenidas: algunos padres dan talleres, se ven todos cada semana y además si quieren pueden pasarse el día en la escuela y ver cómo funciona.

Ana Curtillas es otra madre de alumna muy satisfecha con la experiencia: "Es una enseñanza más libre, nunca me ha gustado el método de enseñanza de la pública porque es todo demasiado recto y se da lo mismo para cada niño". Ambas madres no están preocupadas por el tema de contenidos: "Aprenderán lo que tengan que aprender".

Los defensores de este tipo de enseñanza creen que la Administración debería empezar a atender ya sus demandas y diseñar un camino legal que puedan seguir. "Lo ponen muy difícil", deplora la maestra de Escola Activa, "y hay una demanda de cambio". Tanto ella como Rebecca Sánchez y el resto de padres quieren que sus hijos sigan creciendo en esta escuela en medio del campo, en la que los niños gritan y ríen mientras fuera un milano planea sobre el patio.