­¿Qué estudian los alumnos de Religión Católica en los colegios públicos? En pleno siglo XXI, ¿qué pinta y en qué consiste esta asignatura que año tras año pierde matriculados y que parte de la opinión pública quiere desterrar de las aulas públicas? Su presencia en los colegios del Estado está blindada por los acuerdos firmados en 1979, pero desde aquel pacto con la Santa Sede ha variado mucho la naturaleza de esta asignatura.

Olviden esa imagen sepia de niño con uniforme recitando el credo frente a la pizarra. Ha habido una evolución, insisten los profesores, que defienden el papel de una asignatura cuyo objetivo, aseguran, no es adoctrinar ni medir la fe de los alumnos sino evaluar sus conocimientos sobre hechos y teorías religiosas y contribuir a una formación integral. Hoy se sigue estudiando en qué consiste la Cuaresma, pero también qué es el Corán o qué defienden los que se declaran ateos.

A punto de jubilarse, Miquel Montroig ha vivido en primera línea la evolución de los últimos treinta años. Y este profesor de Secundaria lo tiene claro: "Hemos pasado de una clase de doctrina cristiana a una clase en la que se enseña cultura religiosa en un sentido más amplio y con parte de temática específica sobre el cristianismo". Rechaza categóricamente que se adoctrine y razona que parte del cambio ha venido propiciado por la necesidad de adaptarse "a la realidad con la que se encuentran los profesores". Monroig recuerda dos momentos claves del cambio. Por un lado, los años 80, cuando según narra se perdió una "oportunidad histórica" de hacer una asignatura centrada exclusivamente en la cultura religiosa, oportunidad que no llegó a desarrollarse debido a la cuestiones "políticas y eclesiásticas". Desde ese instante considera que la Religión quedó navegando entre esas dos aguas: la más relacionada con la cultura y la parte más vinculada a aspectos concretos del catolicismo. El segundo momento de cambio empezó a notarlo en torno al año 2003 y se relaciona más con los chavales que con la materia en sí: "Detecté que el alumnado cambiaba, pasó a ser menos participativo y el interés por la asignatura pasó a depender más de si les convenía la clase alternativa".

Y es que la asignatura de Religión tiene "competencia", recuerda Antoni Seguí, delegado de Enseñanza del Obispado de Mallorca, y eso ha obligado a los profesores a renovarse:" O te conviertes en un gran motivador y la haces atractiva o...". Tras esos puntos suspensivos está la pérdida de alumnos en todo el país. En Balears, el alumnado matriculado alcanza la cuotas más baja del país en Bachillerato y la segunda más baja en Secundaria. Por eso, Seguí defiende la formación permanente que siguen los 140 docentes de Religión que ejercen en Mallorca, su afán por adaptarse a las nuevas tecnologías así como su profesionalidad y preparación inicial: "Son personas muy preparadas y en ningún caso dan clase sin tener la titulación que corresponde, que en el caso de Secundaria es una licenciatura además de al menos tres años de Teología", subraya. Seguí rechaza (y le sabe mal) que se hable de esta materia como una ´maria´ y que se vea como un vehículo para el adoctrinamiento: "Antes era más catequesis, donde la fe era el contenido, pero ahora tiene un carácter más claramente cultural". Cree que uno de los factores que explican este cambio es el hecho de que antes la mayoría de profesores fueran curas. Otra posible razón es el cambio social vivido por este país en las últimas décadas. Para Seguí "o la asignatura se enfocaba hacia el conocimiento o no tenía lugar en la escuela".

Urko Cuevas es de los profesores que tira de internet y de los nuevos recursos, que intercambia con otros docentes de Religión a través de Dropbox, para que sus alumnos adolescentes se interesen por la asignatura. Profesor de Religión desde hace nueve años, Cuevas prescinde del libro de texto y usa un blog como herramienta de aula, para colgar los ejercicios y actividades y también para recoger (con una actualización casi diaria) otros vídeos y documentos que pueden atraer a los estudiantes, sobre el cristianismo, pero también sobre otras religiones y sobre otros aspectos: desde los valores universales hasta casos de actualidad o problemas cotidianos de los chavales. Para este docente es evidente que esta hora no es "para aprender de memoria el catecismo": "Yo empiezo en 1º de ESO hablando de la prehisotria y acabo con el ateísmo", explica, "trato la historia comparada de las religiones y la voy entrelazando con los valores cristianos", aclara, "y no evalúo si ellos se identifican con los valores cristianos, evalúo los conocimientos que adquieren".

Cuevas señala además la gran diversidad del alumnado y que hay muchas clases de Religión a las que asisten estudiantes de otras religiones como la musulmana. Estos chavales, al igual que los niños de la Iglesia Evangélica o de familias judías, tienen derecho a recibir lecciones sobre su religión en la escuela pública igual que hacen sus compañeros católicos, pero para ello debe haber profesores acreditados y debe solicitarlo un número mínimo de estudiantes; cifra a la que nunca se llega por el desconocimiento o directamente la resignación de las familias.

Nuevos currículos

La llegada de la LOMCE convierte a esta materia en evaluable en Primaria (igual que su alternativa) y trae nuevos currículos, pero tras un primer vistazo rápido los profesores no creen que vaya a haber mucho cambio de contenido. Monroig cree sí hay cosas que deberían modificarse en los planes de estudio que ve demasiados densos: "Parece que quiere que los niños sean mini-teólogos", lamenta. El veterano profesor cree que aprovechando el aire de renovación que ha traído el papa Bergolio sería el momento para introducir nuevos contenidos, tocando temas como las nuevas concepciones de familia o la teología feminista. Le gustaría además que hubiera más espíritu de debate entre el alumnado, como en los años 80. La asignatura ha cambiado mucho, pero aún puede evolucionar más.