El avenc de Son Pou, auténtica maravilla de la geología y antiguo refugio de los poetas de la Escola Mallorquina que durante años celebraron en este lugar encuentros literarios estimulados por su espíritu romántico y paisajístico, no soporta la presión humana. La cueva, situada sobre el camí de Coanegra, el que une Santa Maria con Orient, puede registrar en un fin de semana cientos de visitas de excursionistas. Desposeída de cualquier tipo de protección, acumula restos de basuras y sufre actos vandálicos que van desde pintadas en sus paredes al saqueo de estalactitas y estalagmitas.

La cueva de Son Pou es de grandes dimensiones, de unos 150 metros de largo por unos 70 de ancho, y ocupa el interior de una montaña hueca que presenta en su parte superior un enorme agujero y que constituye la única entrada natural. Desde 1894 se accede al interior del avenc por una galería abierta en la roca viva que fue proyectada por el arquitecto y escritor Pere d´Alcàntara Penya, por encargo del propietario de Son Pou, básicamente con la intención de recoger los excrementos de las palomas, apreciados como abono para la tierra. No obstante, son numerosos los grupos de escaladores que entran en la cavidad a la vieja usanza, descolgándose desde su parte más alta, a unos setenta metros del suelo, con el peligro que supone el desprendimiento de cualquier piedra para quienes permanecen en la gran sala.

En la parte más baja de la cueva, hacia la izquierda, existe otra sala, de forma redondeada, y una pequeña pila en la que pueden leerse unos versos de inspiración popular: "Veniu, fadrines, veniu. Beveu l´aigua de la vida que la bella cançó diu: el qui en beu, prest s´amarida".

A la derecha, según se entra en el avenc de Son Pou, hay otra sala, más pequeña, a la que se accede por una escalera artificial desprovista de pasamanos que suele estar humedecida y gana altura rápidamente. Esta galería es la que más ha padecido agresiones de personas desconocidas que se dedican a arrancar estalactitas y estalagmitas. Muchas de ellas están mutiladas y en el suelo es fácil encontrarse con restos de estas formaciones.

También conocida como Cova dels Coloms o avenc de Coanegra -antiguamente se le llamaba cova d´en Botó, nombre del propietario de Son Pou a finales del siglo XIII-, la cueva, un verdadero museo de piedra, no solo es visitada por excursionistas y aficionados a la escalada o la espeleología. En sus salas vive una comunidad de murciélagos, especie que huye de flashes y demás iluminaciones, así como pequeños ecosistemas formados por plantas e insectos.

"No es una cueva cualquiera"

A la izquierda, según se entra a la cueva, hay una especie de altar y una placa conmemorativa de los encuentros literarios que realizaron a finales del siglo XIX los poetas de la Escola Mallorquina. La lápida reproduce una estrofa del poema L´avenc de Coanegra de Miquel Costa i Llobera: "Tot és aquí titànic, august, solemnial; tot aqui té el carácter que lo vulgar desterra: enlloc se trobaria com en aquest coval, un monument aposta per cripta sepulcral dels fills més grans de nostra terra".

El lingüísta, filólogo y coordinador del Diccionari Català-Valencià-Balear, Francesc de Borja Moll, fue uno de los intelectuales, junto a Josep Maria Llompart o Miquel Dolç, que participó en aquellas fiestas de premios literarios patrocinadas por Macià Ensenyat, propietario de Son Pou y por el ayuntamiento de Santa Maria. "Fue invitado en dos ocasiones y le impresionó mucho el espectáculo que ofrece el avenc, y del que habla en sus memorias, Els altres quaranta anys", señala su hijo, el también editor Francesc Moll.

"Es un lugar que te invita a permanecer mucho tiempo para contemplar los cambios de coloración de las rocas y de aquel trozo de cielo y llenarnos de silencio y de pensamientos", escribe Francesc de B. Moll.

"Es una lástima que se destroce un templo de la naturaleza como es el avenc de Son Pou", espeta Francesc Moll. "No entiendo que haya gente que no pueda ir a la cueva sin hacerle daño. La de Coanegra no es una cueva cualquiera. Quizá se tenga que volver a poner una persona que controle su entrada y establecer un control sobre las visitas", plantea.