Con el estallido del mundo del fitness en España, que los expertos sitúan alrededor del año 2000, se extendió también la utilización, cada vez más común entre atletas no profesionales, de la utilización de productos de nutrición deportiva, que a priori estimulan el crecimiento de los músculos, la pérdida de peso o la consecución de energía.

Aunque es un universo amplio y complejo, en líneas generales los productos se dividen en tres grandes ramas: las relacionadas con la recuperación de tejido muscular, las que ayudan a quemar calorías y las que aportan energía. Sobre ellos concierne un mar de rumores, que se extienden en el vestuario de los gimnasios y desgastan en ocasiones, los bolsillos. Por ello, la doctora Gabriela Nicola, nutricionista del Hospital de Son Espases, ha ayudado a desmentir algunas de estas falsas creencias.

¿Quienes pueden necesitar una ayuda nutricional? La doctora explica que lo primero que hay que planificar es la alimentación y el entreno, para luego discernir quiénes necesitan ayudas ergogénicas (aminoácidos, proteínas, almidones, vitaminas... etc). "Este tipo de productos se utilizan en deportes de elite cuando no se llega a cubrir las necesidades esenciales del individuo a través de la alimentación normal, porque entrenan mucho, porque viajan o porque no llegan a cubrir la quema de 5.000 quilocalorías en algún tipo de deporte". Sin embargo, en "una persona que entrena una hora al día" y con una alimentación adecuada no necesita agregar proteínas. "Un deportista que necesita muscular y que tiene que aumentar 1,8 gramos por kilo de peso no requiere agregar proteínas en polvo, puede encontrarlas perfectamente en la carne, los huevos o el pescado". Por ello, la doctora concluye que son útiles, "porque mejoran las condiciones del deportista", pero si no se trata de un profesional de elite, es como tirar el dinero". Con respecto a los productos quemagrasas como la l-carnitina, Nicola asegura que aunque "mejoran el metabolismo energético, los estudios que hay no son concluyentes".