El curso escolar ha terminado y los más pequeños ya han iniciado unas largas vacaciones. Y miles de padres€ no, no ahora, así que la solución es dejarlos con alguien de la propia familia o buscar un lugar donde los cuiden mientras ellos van a trabajar. Escuelas de verano, campamentos, estancias deportivas, internados€ la oferta es cada vez más amplia, más competitiva, y toda, al fin y al cabo, está ideada para conciliar vida familiar y laboral.

"No hay que engañarse, no es que los niños tengan demasiadas vacaciones, realmente es más un problema de los padres, que trabajan", afirma sobre la conveniencia o no de alargar el curso escolar Josep Vidal, profesor del departamento de Pedagogía y Didácticas Específicas y jefe de Estudios de Educación Primaria de la Universitat de les Illes Balears (UIB).

En este verano, lo mínimo que se gastará una familia por niño y al mes ronda los 200 euros, aunque la cifra puede dispararse y multiplicarse dependiendo de la elección. Hay internados cuya finalidad es lograr que un alumno recupere asignaturas y que puede suponer un desembolso de miles de euros al finalizar el verano.

Granja y escuela

Los campamentos de verano siguen en marcha, aunque ahora muchos ofrecen actividades en inglés. Pero en ellos, como hace décadas, se siguen haciendo juegos, se tiñen camisetas, se compite en pruebas de gincana, se hacen trabajos manuales, se convive en la naturaleza, con animales... Esa es la filosofía de la granja escuela de Calvià Es Burotell, desde el 25 de junio al 7 de septiembre, es decir, durante todo el tiempo que los niños no tienen colegio. El objetivo principal, la diversión. Así lo explica su director, Rafa González: "O volver a lo que eran las vacaciones de toda la vida de los niños. Durante el curso están sobresaturados y en la infancia es necesario que se diviertan". Es Burotell acoge a niños de 3 a 12 años, pero en su mayoría tienen entre 4 y 7 años. Y no todos acuden porque sus padres estén trabajando, según González: "Un niño dentro de un piso, o en casa€ Necesita relacionarse con otros, en otro ambiente".

Es Burotell ofrece unas 200 plazas para niños en diferentes programas, uno de ellos en inglés. Julio es lo más demandado por las familias, y en este mes pagarían unos 140 euros por semana en la opción más económica, unos 180 euros si es English on the Farm. La crisis también ha llegado a las escuelas de verano y por ello, en ésta se ofrece un descuento de 30 euros por semana si los niños llevan la comida de casa. Pero no sólo en eso se ha notado. El director de Es Burotell se siente directamente afectado por la competencia desleal en este sector. "Me extraña que en la educación se mire tanto donde llevas a tu hijo y en verano no, los padres no se fijan en la titulación de los monitores, ni en su experiencia€ Eso es lo que nos ha hecho más daño. Y es un fallo de las instituciones, porque si eres una escoleta de verano te exigen una determinada ratio de niños por monitor, titulaciones, seguros€ Y otros se anuncian con otro nombre y ya no están sujetos a las mismas normas". Esa competencia, añade Rafa González, les ha causado una disminución del 50% de solicitudes en tres años.

¿Maestros o monitores?

Josep Vidal confirma que realmente existe un vacío, como en todo mercado emergente, en el que falta una regularización de los profesionales. "Monitor de tiempo libre, el nombre ya lo dice, hay un vacío de formación. Falta la figura entre maestro y monitor. ¿Y qué hace el empresario? Pues contratar a cuatro monitores que le servirán para guardar a los niños", comenta el pedagogo.

O tener las dos titulaciones, que es lo que han hecho los maestros en la Escoleta d´Estiu Sol, que se organiza en el colegio público Es Vivero para los niños de ese centro y de otros de la zona. Según la planificación, cada día tienen 45 minutos de refuerzo escolar y repaso de inglés, pero casi toda la jornada se destina a actividades lúdicas, a hacer deporte y psicomotricidad en el polideportivo municipal que está junto al colegio, a juegos de patio, de agua, al taller de cocina, a trabajos manuales que después se llevan a casa€Parte de la tarea diaria de los niños es la de ordenar el material utilizado, recoger los papeles que pueda haber en el patio, colocar las sillas en la clase, jugar en grupo, merendar adecuadamente€ Al igual que se les ha inculcado durante el curso. Mercedes Vázquez, jefa de estudios, manifiesta su satisfacción al ver la respuesta de niños y sus familias a su modelo de escuela de verano: "Hemos tenido mucho éxito y los padres están muy contentos". No se puede obviar que esta escoleta de verano, al igual que muchas otras, surgió por la demanda de las familias, para poder compaginar el trabajo con el cuidado de los niños en verano.

Un factor importante para la economía familiar es el precio y en este caso es asequible, 90 euros la quincena, y gracias, según Mercedes, a la implicación de la Apima del centro, que subvenciona parte del material utilizado.

La clave de toda la oferta está en combinar lo didáctico con lo lúdico, y de forma que el niño se lo pase bien y diferencie lo que está haciendo de la enseñanza formal. "Hay que desmitificar que las escuelas de verano son aburridas o un castigo. Hay inglés, se fomenta la lectura a través de actividades€ El niño se lo pasará bien y también trabajará elementos didácticos de forma encubierta", indica Josep Vidal a modo de orientación para los padres que estén barajando las distintas posibilidades. ¿Un internado? Josep no es partidario de estas fórmulas intensivas, ya que "en dos meses se intenta que el alumno haga lo que no ha hecho en diez". Y aun añade más: "Es un parche y posiblemente sus padres no se han preocupado lo suficiente durante el curso".

Las instalaciones que durante el curso acogen a los Blavets de Lluc se convierten durante las vacaciones en la sede de un peculiar campamento, el English Camp Lluc, que se organiza por segundo año. Uno de sus responsables, Juan Antonio Amengual, reconoce que el inglés sólo es la excusa para organizar una serie de actividades semanales para que los niños "tengan el mejor de los recuerdos", con juegos, talleres de fabricación de fones, tiñendo camisetas o con las visitas al museo del Santuari. Los niños llegan el domingo a las seis de la tarde y se quedan hasta el viernes por la tarde. "Lo he organizado como si fuera para mis hijos", explica Amengual sobre la planificación de este campamento. En este caso, la familia década uno de los 50 niños que se inscriben desembolsan 299 euros por semana, cuota que se reduce a 269 si se es amigo en Facebook, o si se es empleado de La Caixa o antiguo Blavet€ Ese dinero se traducirá en el aprendizaje de inglés a través de canciones y juegos, bajo la tutela de una filóloga, en el conocimiento de leyendas como el Salt de la bella dona, de la prehistoria balear, del Santuari de Lluc y, como no, en un refuerzo de la higiene personal y la convivencia.

Campusesport en la UIB espera este año a más de 300 niños a lo largo del verano y en las diferentes opciones programadas, que se han ampliado. Según explica Alicia Granados, subdirectora de las actividades de verano, los mismos profesionales que durante el invierno se encargan de los programas deportivos, empiezan a planificar las actividades estivales entre octubre y noviembre y son los mismos que supervisarán y trabajarán con los niños de entre 2 y 16 años. Son hijos de trabajadores de la UIB, de zonas residenciales próximas, y de Palma. Los precios, sin servicio de comedor, oscilan desde los 79 euros por cinco días de junio para las Vacances actives, a los 370 mensuales de las Estades Lúdicoesportives o los 550 euros al mes para Summer School, porque también con el deporte se demanda el refuerzo de inglés... Campusesport no ha notado la competencia de otros centros y su subdirectora asegura que no ha bajado la demanda, aun así, "se han ajustado los precios por días, porque sabemos cómo están las cosas", comenta Granados, quien especifica que las tarifas se rebajan dependiendo del tipo de usuario.

Entonces, ¿qué hacer con los niños? "El deber de los padres es encontrar la oferta adecuada. Buscaría que se lo pasaran bien y que haya inmersión lingüística, cálculo mental a través de juegos, actividades memorísticas", concluye Vidal como consejo.