Los agentes entran a toda prisa en el edificio donde se esconde Sergio Morate. A la izquierda, un agente indica a sus compañeros que suban las escaleras. Es una operación de alto riesgo. Llevan chalecos y pasamontañas. La Policía accede a una galería exterior. La puerta está abierta. Una cortina tapa la entrada al domicilio. El agente la levanta y al fondo, sentado en la cama, sorprenden a Sergio Morate. Al segundo, se tira al suelo.