El número de tentativas de suicidio entre niños de 7 a 10 años ha experimentado "un ligero aumento" en Balears como consecuencia del "malestar emocional" derivado de la pandemia. "Cuando hablamos de infanto-juvenil nos referimos a edades que pueden llegar a los 29 años, pero la edad ha bajado. Hemos tenido alertas por niños de 7,8,9 o 10 años, que antes de la pandemia eran casos muy aislados y ahora hemos tenido un ligero aumento en este tipo de demandas", ha señalado Nicole Haber, coordinadora autonómica para la prevención del suicidio.

Esta psicóloga clínica ha recordado que el aumento de estas conductas entre niños y adolescentes ha sido de un 30%. "Es un problema que ha preocupado siempre, pero que se ha puesto más en evidencia con la crisis que hemos sufrido con la pandemia y ahora la guerra. Desde noviembre de 2020 hemos detectado un aumento del 30% en las tentativas de conductas suicidas en infanto-juvenil", ha manifestado esta psicóloga clínica. 

Ese incremento del 30% es el mismo que se ha producido en el resto del Estado y se refiere solo a tentativas ya que, según ha precisado Haber, en las islas no se ha producido ningún suicidio consumado en esta franja de edad.

"Lo atribuimos al malestar general que ha provocado la pandemia. Los adultos somos los protectores de los niños, sus referentes, y nos hemos roto. Preveíamos un aumento de malestar emocional en niños y adolescentes antes que en los adultos porque nosotros tenemos más herramientas para enfrentarnos a la vida. Cuando los niños han empezado a manifestar estas conductas, al cabo de diez meses se han empezado a manifestar también en adultos y han subido un 50%. Esos adultos que han perdido familiares -con ese duelo tan grave por las muertes en aislamiento por la covid-, pérdida de trabajo, fracaso económico, aumento de problemas de salud mental, consumo de alcohol... Los adultos estamos frágiles y los niños se han resentido", ha advertido Haber durante un receso de una jornada formativa para prevenir el suicidio de jóvenes dirigida a profesionales. 

Esta jornada, que ya se ha celebrado en Eivissa y Formentera, pretende dar herramientas a docentes, educadores sociales, trabajadores sociales, policías y sanitarios para abordar conductas suicidas en colegios y centros de menores. Haber ha charlado sobre la importancia de reconocer las señales de alarma que "son muy obvias" pese a que en muchas ocasiones pasan por alto. 

"El problema es que no concebimos que un hijo, un compañero de trabajo, un compañero de clase, un padre o un hermano pueda jugar con la idea de que sería mejor morirse. Y cuando no concebimos que algo puede pasar, no lo vemos. La señal de alerta más importante es que te lo digan, algo tan simple como eso, pero no nos lo solemos creer. O lo banalizamos, pensamos que la causa es que le ha dejado el novio y que ya se le pasará, que por eso nadie se mata. Lo subestimamos pese a que en algún momento a todos nos puede pasar que la mente se nos cierre y entremos en una visión de túnel, de desesperanza, que empezamos a sentir que somos una carga para todos los demás", ha manifestado la coordinadora del Observatorio del Suicidio de Balears. 

El primer paso para atajar una conducta suicida "es escuchar", ha enfatizado Haber. "Te sientas con esa persona y escuchas. El primer paso para la prevención es preguntar; preguntar no incita, no sugiere. Das la oportunidad a la persona de confiar y contar lo que le pasa. Tienes que ayudar hasta donde puedas, recoger ese dolor y no juzgar. Y acercarte a un profesional que le ayudará de manera más específica", ha explicado.

Haber ha señalado asimismo que hasta 2020, último año del que hay cifras, el número de suicidios en Balears entre la población general había descendido un 10,4% con respecto a 2019, lo que supone el mayor decrecimiento de todo el Estado y una excepción en un contexto en el que los suicidios aumentaron en casi todas las comunidades. 

La jornada ha sido organizada por la Oficina Balear de Infancia y Adolescencia (OBIA) del Govern. Su director, Pep Lluís Riera, ha expresado la necesidad de realizar este tipo de formaciones para profesionales. "Después de la pandemia hemos visto un repunte, quizás porque la gente está más angustiada. Así que nos pareció adecuado abordar el tema con profesionales que trabajamos directamente con infancia y adolescencia", ha manifestado. 

"Los docentes están preparados. Hacemos estas jornadas para capacitarlos a la hora de realizar un primer abordaje y transmitir a los menores que no están solos, que sabes que lo están pasando mal y decirles que pueden confiar en ti. Aunque según la gravedad habrá que recurrir a profesionales", ha señalado Riera. 

"Los medios de comunicación son claves, pero tenemos que llegar a consensos sobre cómo se publican las cosas. Nicole Haber habla de mitos, y uno de ellos es que el hecho de hablar de suicidio no implica incitar a la gente a suicidarse. Hay que hablar de ello, pero sin recrearnos con fotografías o refiriéndonos a los medios empleados para cometerlo. Hay que enviar mensajes positivos en el sentido de que hay salida y también informar sobre teléfonos y recursos para pedir ayuda", ha valorado.