Se tuvo que ir de su pueblo "por supervivencia". No es exagerado: "Antonio me intentó matar dos veces". Pero aun así ella no se identificaba como víctima de violencia de género: "Creía que era una relación pasional, que éramos andaluces y nos habíamos juntado un tío celoso con una choni; que éramos arrabaleros y ya está, que no me iban a quedar secuelas". Tres años después, un día tuvo un episodio de shock postraumático. Se desmayó. Y empezó a decir cosas que había callado mucho tiempo. Lleva diez años contándolo en escenarios e institutos.

P 'No solo duelen los golpes'. ¿Por qué ese título?

R Creía que la violencia era que un tío te pegara una paliza cada dos por tres, cuando a mí me había pasado en contadas ocasiones y creía que porque yo lo había provocado. La primera psicóloga que visité me dijo '¿no sabes que no solo duelen los golpes?'. Y me impactó. Sentí que era verdad, que no lo asumía y había sido víctima de violencia.

P ¿Qué más duele?

R El golpe en el alma. La indiferencia, que no te cuiden, las bromas: 'qué payasa', o 'como siempre ya la has vuelto a cagar'... El golpe físico al final se va. Yo me hice un piercing aquí bajo la boca porque me pegó fuerte y me hizo una rajilla, y con la marca del piercing tapé la otra. Pero el golpe en el alma se queda y afecta a tu esencia como persona, dudas de ti.

P ¿Cómo reaccionan los jóvenes varones al monólogo?

R Cuanto más privilegios tienen (hombre, blanco, heterosexual...) más se incomodan. No les gusta verse en el espejo. Hay que poner el foco en ellos y las cosas empezarán a cambiar. Sería un bombazo un #Cuéntalo pero de ellos: 'yo un día me sobrepasé', 'yo un día pegué'...

P ¿Y ellas cómo reaccionan?

R Ellas son mis cómplices. A veces sale alguna yoli que es amiga de los tíos que dice 'eso te ha pasado a ti porque eres tonta'. Y ésa es mi espejo: luego la profesora me dice que es la que sale con 'el malote' de la clase. Pero la mayoría es cómplice, lo reconocen. Algunas me escriben y me dicen que han abierto los ojos y han dejado a su novio maltratador. Es fácil identificarte con la víctima, pero no con el victimario.

P ¿Encuentra chicos que se reconozcan en Antonio?

R Pocos, pero cada vez más. Les pido si pueden decirlo en público, para que se vea que ese modelo masculino hegemónico es agotador y difícil de llevar: no puedes mantener el rollo 'macho que todo lo puede' toda la vida. No me molesta que los adolescentes, que están formando su identidad y se rebelan, me llamen feminazi. Me molestan reacciones de algunos adultos, como profesores que boicotean el monólogo.

P Se dice que los jóvenes varones controlan cada vez más a sus parejas, por ejemplo a través del móvil, ¿ve eso en los institutos?

R No estoy de acuerdo, las criaturas hacen lo que ven en los adultos. ¿Es más peligroso que antes? Sí, el acoso es mayor porque tienen un nuevo recurso, pero no es que haya más, es que antes ni se hablaba. Ahora sale a la luz lo que en la época de nuestras abuelas se callaba. Pero desde que hace 20 años quemaron a Ana Orantes [su marido la mató días después de que denunciara públicamente cómo la maltrataba] ya no callamos, el movimiento feminista estalló. Y va a pasar ahora tras lo de la Manada.

P ¿Es un momento de inflexión?

R No hay vuelta atrás. Lo que viene es fuerte en todos los sentidos. Piensa que ahora se ve más enseñamiento, como el chaval que mató el otro día a un chica a pedradas en Zamora. Como nosotras somos más conscientes, hay un nivel de violencia más bestia. Pero soy optimista, las jóvenes tienen las cosas muy claras. Vienen imparables, su moda es el feminismo.

P Hasta Beyoncé habla de feminismo, ¿el capitalismo lo absorberá y lo acabará anulando?

R A mí no me gusta el capitalismo, pero tenemos que buscar nuestra estrategia. Que Beyoncé no nos representa, vale; pero si su mensaje llega a las niñas, ya me vale.

P En su monólogo dice que en "la península histérica tenemos burkas invisibles", ¿cuáles son?

R Ser buena madre, hermana, hija, supertrabajadora y estar buena. Antes era un rol: te quedabas en casa. Ahora son miles. Y las chicas siguen cosificadas en tallas, sexualmente... Burkas de la perfección permanente creados por la sociedad 'abierta' que es España.

P Uno de los momenos más duros del monólogo es cuando habla de cómo su pareja la violó. Si las violaciones por parte de extraños son cuestionadas, ¿la violación en la pareja siempre permanecerá en la oscuridad?

R Es una realidad que seguirá silenciada mucho tiempo, hasta que las mujeres empiecen a contarlo, como con el #Metoo o el #Cuéntalo. Hay que buscar formas creativas de contarlo o no te creen. Yo no creo que haya que ir a denunciar a una justicia en la que cada vez creo menos. Invito a no denunciar y generar redes de denuncia colectiva.

P ¿Recomienda no denunciar?

R En esa justicia no, de otra forma. El trato que se recibe al denunciar es una violencia mucho mayor de la que ha ejercido el maltratador contra ti. Encontrarte con un fiscal, abogado o juez que te crea es difícil, el sistema está muy corrupto.

P ¿No sustituimos el sistema judicial por el linchamiento?

R Depende. Si nuestro sistema judicial apostara más por un sistema restaurativo no se lincharía a nadie. No estoy de acuerdo con el 'hay que cortarles los huevos'; no quiero violencia, quiero respuestas a la violencia y justicia restaurativa, que es como la gente aprende realmente que la ha cagado.

P Libertad de expresión, corrección política, censura... ¿hay bromas que valen y otras que no?

R Yo a través del humor me río de la masculinidad hegemónica. Son bromas con un planteamiento crítico. Una broma fácil del moro, el gay, la mujer... solo quiere denigrar. Necesitamos humor inteligente que se ría de los de arriba.

P 'Ahora por ser hombre parece que ya soy culpable de algo'.

R Yo soy blanca, ¿soy responsable de la colonización? Sí. Yo no he hecho nada pero represento un símbolo de dominación. Y el hombre igual. Se lo digo a mi compañero: aunque tú no hayas hecho ni vayas a hacer nada, si por la noche vas andando detrás una chica, la chica se va a asustar. No es por ti, es lo que tu símbolo representa.

Ahora dicen que somos puritanas, venga ya. Quiero vivir un sexualidad libre, ¿tengo que vestir mi cuerpo para que todo el día me digan en la calle si soy guapa o no? Ya me lo diré yo. No somos libres. Yo no quiero que mi hija de 12 años se ponga según qué porque tengo miedo de que la violen. Y en nada le comparemos un spray de pimienta. Se ha dicho que la víctima de la Manada no se defendió, ¿pues, cómo hacemos? Compañeras plantean que empecemos a pedir todas licencias de armas. No para comprarlas, es una respuesta simbólica colectiva.