El presidente de la constructora OHL, Juan Miguel Villar Mir, declara en el Congreso que dejó de trabajar en Balears porque las comisiones que le exigían eran demasiado elevadas. Todos pensamos en Son Espases. Y no pasa nada. Hay corrupción sentenciada o investigada en el Palma Arena, en las carreteras o en Can Domenge. Las consecuencias penales las pagan, como mucho, el 1% de los políticos corruptos y el 0% de los corruptores.
Los ciudadanos perjudicados, o sea todos los que no participan del reparto de las comisiones, aspiramos a que tan caras obras rocen la perfección. Pues no. Es más difícil aparcar en Son Espases en hora punta que en el centro de Palma en día de lluvia. Resulta patético ver a pacientes con cita en el especialista en busca de una plaza de estacionamiento mientras el contador ingresa euros en las cuentas de Florentino Pérez.
El Govern habilitará más de 500 nuevas plazas y quiere conseguir la gratuidad antes de fin de año. Una promesa electoral cuyos plazos de cumplimiento se agotan de forma acelerada. Para presentarse a las elecciones con esta baza en la mano habrá que recurrir a una acción nada original: pagar los millones que exija la concesionaria. Así cualquiera.
