Pocas veces he recibido a una persona más enfadada que José Magán. En aquel diciembre de 2006, el director de Edificación de OHL estaba a una década de ser imputado y desimputado por el juez José Castro, en la instrucción de Son EspasesEspases. El directivo de máxima confianza de Juan Miguel Villar Mir había volado a Palma con la convicción de que el Govern le haría entrega del hospital de referencia, un negocio de miles de millones de euros gracias a casi treinta años de mantenimiento. Sin embargo, una pirueta de la mesa de contratación montada por el IbSalut de Jaume Matas le birló la mayor obra pública de la historia de Balears, para entregársela a Florentino Pérez.

El encuentro periodístico fue intermediado por el empresario mallorquín Jaume Fluxá. En una larga conversación en la sede de este diario, Magán no pronunció una sola palabra sobre Matas y Florentino carente de significado penal. Los insultos que profirió son irrepetibles. Acusó a Dragados, la empresa que se quedó con Son Espases tras aventajar en solo un punto a Villar Mir, de absoluta ignorancia por inexperiencia en el área hospitalaria. Les culpó de camuflar recortes en el área construida "que son importantes para apaños". Incluso hablaba del plagio de la propuesta técnica a un hospital de Madrid, un dato que debía conllevar la correspondiente demanda.

De hecho, Magán anunció querellas contra Matas y Florentino, que se diluirían en la arena de lo contencioso. Pese a todo, la litigiosidad rompía el acuerdo tácito entre los reyes del ladrillo, similar al pacto de no agresión entre los hoteleros mallorquines. En el recurso contra el Govern, se acusaba al IbSalut de haber "maniobrado" para favorecer al ganador. Eran términos suaves por comparación con los utilizados por el directivo. Al enterarse Villar Mir del resultado del concurso, y según transmitía su adjunto, se subía literalmente por las paredes poseído por la rabia. Esta semana, una vez liberado de las garras del banquillo, el empresario ha culminado su venganza contra el ministro mallorquín de Aznar y contra el presidente del Real Madrid. Ha dicho que él no pagaba en Mallorca y que otros empresarios sí pagaban. A buen entendedor.

Sostiene Villar Mir en el Congreso que "no me daban obra pública en Baleares porque no pagaba comisiones""no me daban obra pública en Baleares porque no pagaba comisiones". Perfila que "en las comunidades donde se exigía un porcentaje yo no he trabajado", singularizando de nuevo a la comunidad balear. Todo ello en el seno de la comisión parlamentaria sobre la corrupción del PP. Solo hay una lectura posible del manifiesto del marqués. En primer lugar, se refiere a Son Espases, que por su dimensión engloba a cualquier otro proyecto en la isla. En segundo lugar, si el Govern "me había retirado y como no pagaba, no había obra", está aludiendo al súbito cambio de opinión que llevó de un emprendedor incorruptible por propia definición a Florentino Pérez. Y finalmente, el compareciente señaló que "desgraciadamente, hay empresarios corruptos, y eso es una vergüenza". ¿Está acusando al presidente del Real Madrid? Como mínimo, está embarrando el terreno de juego del Bernabéu, dado que el duelo se libra entre acendrados madridistas. Y sobre todo, el expresidente de OHL culmina su desquite.

De hecho, el lugarteniente Magán extendía el favoritismo de Matas hacia Florentino a otros proyectos públicos radicados en Mallorca. De acuerdo con el recuento que llevaba minuciosamente anotado, las marcas de ACS imponían su hegemonía para arrancar la mayoría de concesiones, y Villar Mir era sistemáticamente el perdedor. El balance era más indicativo que definitivo, pero servía para calibrar la animadversión suscitada por el desenlace de Son Espases. Todo en el discurso del ejecutivo de OHL afianzaba la conspiración criminal. Aquel día, los enviados de la capital, dotados de su innato instinto de superioridad y con su aspecto relamido, necesitaban más de un válium.

El espíritu revanchista de Villar Mir se sustenta en dos detalles. Nadie le había preguntado sobre la corrupción y los sobornos en Balears, comunidad que sacó a colación espontáneamente para zaherir a quienes le quitaron Son Espases. Y mencionó por su nombre a Castro, en tanto que obviaba la identidad del fiscal Pedro Horrach a quien también se refirió. El empresario esgrime como pasaporte de pureza la absolución del magistrado que encarna la lucha anticorrupción en toda España. Y de nuevo, se refiere sin citarla a la diferencia de trato, porque ha sido "profusamente" investigado en tanto que Florentino apenas se sometía a escarceos judiciales. El padre de OHL compareció incluso en la comisión sobre el hospital que operó en el Parlament balear.

El bofetón de Villar Mir a Florentino en el Congreso cursa con el aliciente de que ambos son navegantes veraniegos por aguas de Mallorca, a bordo de sus embarcaciones respectivas. Podrían haberse bombardeado desde sus lujosos yates para resolver el duelo, en vísperas de un juicio que aborda la posible prevaricación en la concesión que no llegó a efectuarse a OHL, y orilla cualquier amaño en la entrega efectiva a Dragados. Además de descartar la responsabilidad penal de los beneficiarios de una supuesta decisión injusta a sabiendas, tras la exculpación de Villar Mir y Magán.

Aparte de la corrupción que ahora reafirma Villar Mir en Madrid y que la investigación judicial no ha podido desentrañar, Son Espases nunca ha sido ajeno a la farsa. Entre la anulación de la primera concesión a OHL y la tramitación de la segunda predeterminada a Florentino, la consellera Aina Castillo defendió el procedimiento en la primera década de este siglo, con el tono desafiante característico del PP. "Si tienen alguna sospecha de corrupción", bramaba la titular de Sanidad de Matas a la oposición en el Parlament, "vayan al juzgado, todavía no han ido". En efecto, se trata de la misma política que en abril de 2014 confesó ante Horrach y cimentó la acusación de prevaricación contra su líder natural y contra el Govern del que formaba parte. Acabó yendo al juzgado la diputada que desafiaba a sus rivales políticos. Declaró en Anticorrupción que recibió órdenes del president para favorecer a Villar Mir. Para que todo cuadre, el intercambio de sobres con las instrucciones pertinentes tuvo lugar en territorio Cursach. Tras un chivatazo de Matas, el avispado empresario nocturno compró por quince millones de euros un rústico lindante con son Espases, antes de que se publicara la ubicación del hospital de referencia.

Entre las anomalías de la vía judicial de son Espases, sobresale la doble investigación llevada a cabo. En 2014, la policía se personó en la conselleria de Sanidad de José Ramón Bauzá, para reclamar los originales de la concesión hospitalaria. El incansable Horrach daba rienda suelta a sus pretensiones de instructor, desarrollando una exhaustiva serie de iniciativas y declaraciones antes de plantear la oportuna querella en el juzgado. Muy grande ha de ser la habilidad o el poder de Florentino Pérez, para zafarse sin un rasguño del procedimiento que se inició con una declaración ante el fiscal y un policía mallorquín desplazados a Madrid. Según uno de los asistentes al interrogatorio, la tensión ascendió a un grado eruptivo que presagiaba un estallido físico, debido a la altanería del presidente del Madrid. El líder de ACS mostró su estupefacción por verse ante un fiscal inquisitivo, y presumió de sus contactos en ese departamento. Curtido en mil batallas de este tenor, Horrach estuvo a punto de levantarse de su asiento, antes de que le devolviera a la calma una mano amiga posada sobre su hombro.

Villar Mir viene de declarar en un foro sagrado que los otros empresarios pagan, sobre todo en Balears. Ya solo falta ajustar las cantidades a las que se refiere el impoluto hombre de negocios. En este particular, la fiscalía Anticorrupción se interesó por el ágape celebrado en junio de 2002 en el interior del restaurante de campanillas de un hotel madrileño no menos ostentoso. A manteles, uno de los constructores más importantes de España y un hotelero mallorquín que puede cubrirlo de billetes. Comparten vínculos sociales y sobre todo societarios. Se disponen a comer, cuando entra en escena un político que puede presumir de su dominio de las técnicas corruptas más variadas. El empresario turístico le saluda con amabilidad, el amo del ladrillo mantiene el gesto hierático de una esfinge, como si no hubiera identificado al antiguo gobernante. Transcurrido el incómodo encuentro, el mallorquín le transmite su sorpresa al otro comensal:-Está claro que le conoces, ¿por qué no le saludas?-Porque este hijo de puta me reclama continuamente todavía diez millones del hospital.

Son Espases desata las lenguas, y les obliga a proferir imprecaciones que hoy merecerían la atención de la judicatura ultracatólica. En realidad, Villar Mir y Florentino nunca sintieron amenazada su condición de monarcas intocables. Sin embargo, el primero de ellos todavía lleva clavadas las banderillas de sus imputaciones actuales en Púnica y Lezo. Se siente con derecho a considerar que su eterno rival es tratado con mayor condescendencia, otro factor en la estocada que el martes tramitó en Madrid.

A falta de delimitar la participación de los protagonistas principales, Anticorrupción reconstruyó la cena celebrada en abril de 2002 en el restaurante madrileño Sacha. Al publicarla este diario unos años después, Matas se negó a comentar la noticia en el Parlament bajo el epígrafe de que "yo no respondo a infamias". La expresión es polisémica, porque tras un partido del Madrid contra el mismo Bayern del pasado miércoles, el entonces ministro de Medio Ambiente y futuro president anunció que a continuación de la inevitable victoria electoral del PP en las autonómicas, construirían un nuevo hospital en Son Espases. Cabe recordar que hablaba el mismo político que, durante su debut en la presidencia autonómica durante el trienio 1996-99, había colocado en Son Dureta la primera piedra de la reforma del centro de referencia sin modificar su ubicación.

Acabando por el principio, el lector tiene derecho a plantearse qué ocurrió con la fogosidad de OHL tras recibir la humillación de Florentino. De no haberlo interrumpido, Magán todavía permanecería en este diario, blasfemando contra la incompetencia premiada de sus rivales. Un ingenuo hubiera sentenciado que se sellaba una enemistad a muerte, digna del Martin Scorsese ahora premiado por los Reyes gracias a haber anticipado la corrupción de la política española. Sin embargo, las publicaciones en estas páginas reflejan la alerta ante el hecho de que la cobardía de los empresarios supera al amedrentamiento de los políticos. Un tímido "Las constructoras descartadas presentarán alegaciones al concurso" fue seguido meses después por un protocolario "OHL acusa al IbSalut de ceder ante la presión mediática en Son Espases". Mientras todavía resonaban en mis oídos las descalificaciones del ejecutivo desembarcado desde Madrid, contemplé una foto en que el marqués Villar Mir y el emperador Florentino se abrazaban también ruidosamente en un foro madrileño. Decayeron las acciones criminales, pero a la vista queda la vigencia del resquemor. El patriarca de OHL nunca le perdonará a Florentino que le privara de Son Espases. La afrenta en Mallorca supera incluso a la mortificación de que le arrebatara la presidencia del Madrid.